Mucho ruido ha generado el anuncio presidencial de que México acepta “ceder dosis de Pfizer a países más pobres”, para que después ese mismo laboratorio “nos las reponga”. Ello no sólo en respuesta solidaria a la vergonzosa concentración de vacunas en unos cuantos países (34 por ciento del total está en manos de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, más los integrantes de la Comunidad Europea) y a la situación de pobreza en buena parte de la comunidad de naciones, sino como muestra de congruencia.
En la mañanera de ayer, López Obrador lo detalló: “el gobierno de México presentó una resolución en la Organización de Naciones Unidas para evitar el acaparamiento, porque hay países que no tienen posibilidad económica de adquirir vacunas y hay mucha pobreza en el mundo. Entonces, tenemos que caminar parejos, ser solidarios. Esa resolución fue aprobada casi por unanimidad; entonces, ahora que la ONU está planteando a Pfizer que quiere que le entregue más vacunas, nosotros no podemos decir: no estamos de acuerdo, porque sería injusto, inhumano y contradictorio”.
Pero no sólo eso, porque Pfizer “está replanteando sus entregas. Se tenía contemplado que para mañana iban a llegar otras 400 mil dosis, pero las quiere limitar a la mitad. Esto lo hacen en todo el mundo, porque la ONU les está demandando que entreguen vacunas para que la propia organización pueda ofrecerlas a países que tienen más dificultad para tenerlas. Por eso Pfizer está reduciendo la entrega”.
Entonces, no se baja la cantidad que México debe recibir, sino que “el calendario (pactado) implicaba una entrega semanal; mañana (hoy) llega una cantidad menor. Luego, porque tienen que adaptar y ampliar la empresa, Pfizer va a dejar de entregarnos semanal y luego nos repone lo que nos deje de entregar. Pero estamos buscando la manera de que en este lapso que ellos van a estar ampliando sus plantas para ofrecerle a la ONU más vacunas, que nosotros podamos contar con la de CanSino para no detener nuestro plan de inmunización”. Además, explicó el mandatario, “nuestra ventaja es que con mucha anticipación firmamos contratos con varias farmacéuticas; esto se trabajó desde hace más de seis meses. Cuando se pensaba que no iba a haber vacuna pronto, nosotros ya estábamos signando convenios, ya tenemos entregados anticipos.
“Tenemos otras opciones y vamos a cumplir con la meta de que a finales de marzo los adultos mayores estén vacunados. Por eso sí tiene que ampliarse la producción de vacunas, ordenarse, y que haya equidad. México está por cerrar un acuerdo con una farmacéutica rusa (que produce la Sputnik V), y se está a punto de emitir una resolución sobre la calidad de esta vacuna, esto lo hará la Cofepris, la Secretaría de Salud, de modo que vamos a disponer de ella”.
El pais tiene muchas opciones, y muestra de ello es el anuncio que el mismo mandatario hizo ayer: “vamos a tener al alcance la vacuna CanSino, de China, de una farmacéutica de ese país; y la británica AstraZeneca, que incluso ya ha enviado (desde Argentina) la sustancia a México para que aquí se envase. Tenemos alternativas para que se cumpla con el plan, que a finales de marzo, y en eso estamos, estén vacunados todos los mayores de 60 años”.
Entonces, México no pierde vacunas ni dejará a la población sin acceso al medicamento, sino que contribuye a la distribución equitativa del biológico, especialmente para aquellas naciones que carecen de posibilidades económicas para inmunizar a sus habitantes. Y la decisión de nuestro país debe reproducirse a nivel internacional.
Las rebanadas del pastel
El dato aterrador lo da el director para Europa de la Organización Mundial de la Salud, Hans Kluge: “el mundo está al borde de un catastrófico fracaso ético, pues hasta ahora 95 de cada 100 dosis administradas han sido usadas en sólo 10 países” (Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá).