En el primer día de reapertura de restaurantes al público, unos aprovecharon calles y estacionamientos para colocar mesas y sillas, mientras otros continuaron con servicio a domicilio debido a la imposibilidad de colocar enseres en la vía pública o espacios al aire libre.
Las mesas de varios restaurantes lucieron llenas en pleno semáforo rojo por el Covid-19, como sucedió en la taquería El Califa, en la colonia Roma, donde incluso un grupo de seis personas tuvo que ser separado para que en cada mesa no hubiera más de cuatro clientes, cerca de las 14 horas ya estaba a 80 por ciento de la capacidad permitida.
Uno de los tres restaurantes Bisquets Obregón ubicados en la calle Álvaro Obregón abrió su estacionamiento y aprovechó las divisiones en el suelo para colocar sus mesas, donde ya había varios comensales.
En contraste, las mesas de un restaurante de comida japonesa estaban vacías en espera de clientes. El gerente Raúl Palacios afirmó que desconocía si podía poner música o vender alcohol; aunque en el restaurante Burger Bar la música se escuchaba hasta afuera y en el restaurante La Cervecería del Barrio los meseros sirvieron tequila a dos comensales provenientes de Dallas, Texas, quienes destacaron las medidas de prevención aplicadas en la Ciudad de México, a diferencia de en su ciudad.
Otra cara de la moneda
En tanto, Fernanda Sandoval, dueña de una heladería y cafetería, lamentó que para negocios pequeños –como el de ella– no hubiera espacio para colocar mesas en el exterior, lo que disminuye la posibilidad de obtener ingresos. A las 14 horas apenas había vendido dos helados y una botella de agua.
En centros comerciales, como Plaza Delta, se ocuparon las zonas comunes para colocar mesas y sillas de varios restaurantes.
En la alcaldía Miguel Hidalgo las autoridades realizaron un recorrido por la avenida Emilio Castelar, donde los restaurantes pudieron colocar sus enseres para operar de manera normal, e informaron que en los próximos días serán flexibles con las verificaciones a establecimientos mercantiles.
En el Centro Histórico, la mayoría de restaurantes tomaron las calles para colocar algunas mesas, con la esperanza de pagar los créditos que “les han llevado hasta empeñar la dignidad”, no continuar con el despido o reducción de salario de sus trabajadores y sobrevivir.
Con la colocación de cinco a 10 mesas, que representan entre 8 y 12 por ciento de las que tienen en el interior, los restaurantes La Pagoda, Callejeros y Argentalia buscan salir adelante y “no se vayan más trabajadores por falta de empleo”, afirmó Giuseppe, dueño de Argentalia.
La reapertura de restaurantes, sin embargo, no atrajo el número de comensales que se esperaba, pues a las 11 horas únicamente 20 personas habían acudido a la Casa Churra en tres horas. Una situación similar se observó en el Rey del Pavo, Potzolcalli, Subway y pequeños negocios de comida, donde sus encargados confiaron en que las cosas mejoren, porque la venta de comida para llevar no es negocio. Estamos fregados, pero luchando para salir adelante”.