Ciudad de México. Aunque por el momento los crematorios del país no están saturados debido a los fallecimientos por Covid-19, si la situación continúa un par de meses más con la misma intensidad, es probable que sí lleguen a un punto de “colapso”, no sólo por la cantidad de servicios solicitados por los clientes, sino también por el agotamiento, contagio y muerte del personal funerario.
Así lo advirtió el vicepresidente de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF), Roberto García, quien señaló que entre 40 y 50 por ciento de los empleados del ramo ya se han infectado, por lo que llamó a las autoridades a incluirlos como uno de los grupos prioritarios del Plan Nacional de Vacunación.
En entrevista con La Jornada, el empresario resaltó que a pesar de la gravedad de la emergencia sanitaria, los cerca de 35 crematorios que hay en la Ciudad de México han logrado resolver la alta demanda de servicios generada por la pandemia de Covid-19, si bien ésta ha provocado que el tiempo de espera para que el cuerpo sea recibido se extienda hasta las 48 o 72 horas.
“Por lo menos hasta ahora, nosotros no lo catalogaríamos como saturación […], pero los crematorios sí están trabajando a marchas forzadas de 90 a 100 por ciento de su capacidad”, lo cual hace que las máquinas encargadas de la incineración del cuerpo funcionen sin pausa y sin oportunidad de mantenimiento, generando así fallos y retrasos.
García explicó que cada cremación requiere de un ciclo de entre tres y cuatro horas, para poder iniciar con una temperatura de 400 a 500 grados y luego subirla y mantenerla en 800, pero al acortar esos ciclos a poco más de dos horas, no hay oportunidad de que las máquinas tengan el enfriamiento necesario, lo que provoca la emisión de humo negro y partículas que no deberían producirse normalmente.
El colapso, un riesgo latente
En un momento donde los peores escenarios proyectados por las autoridades sanitarias ya han sido rebasados, “ahorita el punto más desafiante ya es el cansancio del personal funerario y también el grado de contagios que hay. Según datos estimativos que hemos hecho en nuestros estudios, entre el 40 y 50 por ciento del personal se ha infectado”.
De las cerca de 50 mil personas que trabajan en este sector en todo el país, añadió, alrededor de 2 mil 500 o 3 mil (equivalentes al 5 por ciento) ya han fallecido por Covid-19 desde que inició la pandemia, entre operadores de hornos, embalsamadores, cremadores, administrativos y vendedores, más de la mitad de ellos en la capital del país y su zona conurbada.
“No ha habido un colapso por toda la organización funeraria formal y no formal, tenemos que aceptarlo pero sí podría colapsar si desafortunadamente empieza a haber falta de personal. […] Si esto dura otros dos meses, pudiera ser que tengamos un escenario cercano.
“Desafortunadamente es un trabajo que no muchas personas hacen. No es muy fácil que la gente se enrole en un puesto funerario, y si este personal empieza a enfermar y a fallecer, es muy complicado tener de donde echar mano”, deploró.
—- ¿Se puede decir que sería un escenario no de desborde pero sí de alerta?
—- Sí, estamos en un frente de mucha alerta, porque todos los días convivimos con los cuerpos que están infectados y también con los familiares de las personas fallecidas, y hay una gran posibilidad de que ellos también estén infectados.
Por tal razón, enfatizó García, la ANDF insistirá ante el gobierno federal en que el sector sea considerado “esencial” y se le garantice de inmediato a sus trabajadores la vacuna contra el Covid, “como personal de primera línea” en la lucha contra el virus, después de los médicos y enfermeras.
En funerarias de la capital, 3 o 4 veces más trabajo por Covid
Las funerarias de la Ciudad de México que cuentan con servicio de crematorio han visto incrementar de forma notable sus servicios, algunas de ellas hasta triplicando o cuadruplicando el trabajo que tenían en circunstancias normales.
Una de ellas es Funerales Gris, ubicada en Calzada de Tlalpan, que en la actualidad realiza entre 20 y 25 velaciones semanales, cuando antes no eran más de cuatro o cinco, además de hasta 30 cremaciones, frente a las 10 que hacían cada semana “ya exagerando”, detalló Miguel Ángel Saavedra, uno de los responsables del negocio.
Sin embargo, el servicio de velatorio no está disponible para personas que hayan muerto por Covid-19, por motivos de seguridad, y en los casos donde sí se lleva a cabo esta ceremonia, el aforo está limitado a un máximo de 8 personas por capilla –por sana distancia--, cuando normalmente se aceptaban de 30 a 40 dolientes.
En esta casa funeraria los precios oscilan entre los 13 mil pesos por el servicio básico –que incluye la recolección del cuerpo, el traslado al crematorio, el costo de la incineración y una urna sencilla, además de los trámites gubernamentales indispensables--, hasta los 25 mil, si la familia decide trasladar el cuerpo en una carroza especial o elige una urna más elaborada.
Al ubicarse en una avenida muy transitada de la ciudad, aseguró Saavedra, Funerales Gris ha recibido “visitas constantes” de supervisión por parte de las autoridades sanitarias y administrativas.
Para el rescate del cuerpo de personas fallecidas por Covid-19, detalló el empleado, el personal de la funeraria debe utilizar un overol completo, guantes, goggles y cubrecalzado, además de que en las carrozas aplica líquidos sanitizantes hechos con cloro y agua, o con alcohol.
En caso de que alguno de los trabajadores no siga estos protocolos de seguridad, afirmó, se expone a que se le despida de forma inmediata.