Moscú. El opositor ruso Alexei Navalny llegó este domingo a Moscú, tras varios meses de convalecencia en Alemania por un presunto envenenamiento, pese a las amenazas de detención de la justicia.
El aterrizaje del avión, en el que viaja junto a su esposa Yulia, tuvo lugar hacia las 20H12 (17H12 GMT) en el aeropuerto de Sheremétievo, pese a que el plan inicial era llegar al aeródromo de Vnukovo.
Según periodistas de la AFP a bordo, el piloto del avión procedente de Berlín anunció en un primer momento un retraso de 30 minutos a causa de un "problema técnico", antes de indicar que el aparato se dirigía hacia Sheremétievo.
En el otro aeródromo, donde le esperan decenas de sus partidarios y donde se encuentran agentes antidisturbios, las fuerzas del orden detuvieron a varios de sus aliados, indicó en Twitter Ivan Jdanov, uno de los más allegados colaboradores del opositor.
Desde que el principal rival de Vladimir Putin anunciara el miércoles su intención de regresar, los servicios penitenciarios rusos (FSIN) le advirtieron que se verán "obligados" a detenerle por violar las condiciones de una condena con suspensión de pena que le impuso la justicia en 2014.
Antes del despegue, el opositor de 44 años confió a la prensa que no teme ser detenido. "¿Seré detenido? Es imposible, soy inocente", agregó Navalni, después de reiterar su agradecimiento a Alemania por organizar su recuperación.
La principal figura de la oposición rusa cayó súbitamente en coma en agosto, cuando regresaba de un viaje a Siberia. Inicialmente fue hospitalizado en Omsk, una gran ciudad de la región, pero fue evacuado unos días después a un hospital de Berlín.
Tres laboratorios europeos concluyeron que fue envenenado con un agente nervioso del tipo Novichok, desarrollado en la época soviética, una conclusión que confirmó la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) pese a que Moscú lo ha negado.
El opositor acusa a los servicios especiales rusos (FSB) de haber tratado de asesinarle por orden directa de Putin. Sin embargo, las autoridades rusas acusaron a los servicios secretos occidentales y hasta la higiene de vida de Navalny.
Hasta ahora, Moscú se ha negado a abrir una investigación para descubrir lo que le ocurrió, debido al supuesto rechazo de Alemania a compartir sus informaciones con Rusia.
Berlín anunció el sábado que ha transmitido a Moscú todos los elementos de su investigación judicial, en particular las "actas" de los interrogatorios y "muestras de sangre y tejido, así como trozos de ropa".
La portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajarova, confirmó este domingo que Moscú recibió los documentos enviados por Alemania, pero aseguró que "no contienen nada realmente" de lo que Rusia quería.
Investigación por fraude
Según el FSIN, Navalni incumplió cuando estaba en Alemania las condiciones de la condena de 2014, que le obliga a presentarse al menos dos veces por semana en la administración penitenciaria.
Desde finales de diciembre, el opositor también es objeto de una nueva investigación por fraude, por sospechas de haber gastado para su uso personal 356 millones de rublos (3,9 millones de euros, 4,8 millones de dólares) de donaciones.
La justicia había advertido de los riesgos de participar en un "acontecimiento público" no autorizado en el aeropuerto de Vnukovo.
Además de los allegados detenidos, el diario de oposición Novaya Gazeta informó de la detención de su corresponsal en el aeropuerto de Vnukovo.
Varios activistas que iban a viajar a Moscú desde San Petersburgo para reunirse con el opositor fueron detenidos por la policía antes de salir, según los medios de comunicación.
Pese a que la prensa nacional lo ignora prácticamente, ni está representado en el Parlamento ni es elegible, Navalni sigue siendo la principal voz de la oposición en parte gracias a su canal de YouTube que cuenta con 4,8 millones de abonados y a su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), que denuncia la corrupción de las élites.
Pese a los allanamientos, las presiones y las condenas a penas cortas de cárcel a Navalny o sus aliados, éste ha logrado organizar varias manifestaciones muy seguidas en los últimos años, y ha provocado varios reveses al poder en elecciones locales.
Su fama sigue siendo limitada fuera de las grandes ciudades. Un sondeo del centro independiente Levada de septiembre concluía que solo el 20 por ciento de los rusos aprueban sus acciones.
Para los expertos, el regreso anunciado de Navalny es una piedra en el zapato del Kremlin: dejarlo libre sería una demostración de debilidad y encarcelarlo amenazaría con provocar un nuevo escándalo.