A lo largo y ancho de Alemania existen poblaciones a cuya denominación se antepone la palabra Bad, como predicativo al nombre que sustenta oficial e históricamente. Son ciudades que cuentan con balnearios curativos y donde los servicios de seguridad médica-social autorizan y financian periodos de recuperación tras una enfermedad o accidente.
En el norte del país, en el estado federado de Baja Sajonia, se encuentra una de estas poblaciones, Bad Harzburg. La particularidad de esta pequeña población, de poco mas de 20 mil habitantes, es el exuberante paisaje que la rodea: el parque nacional el Harz.
Es uno de los 16 parques nacionales protegidos en Alemania y la cordillera más alta del norte del país. Abarca una superficie de más de 2 mil kilómetros cuadrados y la vegetación predominante son los bosques de coníferas. El Brocken, la montaña más alta en esta cadena, alcanza los mil 140 metros.
Independientemente de la estación del año, el Harz es un imán turístico al contar con infraestructura para realizar deportes invernales y caminatas por senderos y rutas perfectamente señaladas; paneles y placas informativas permiten al visitante disfrutar de las bondades de la naturaleza sin el peligro de perder la orientación.
El cuidado de los bosques en Alemania es responsabilidad del gobierno de cada estado federado; sin embargo, ante las sequías ocasionadas por el cambio climático y la consecuente mortandad de miles de árboles, el tema es de importancia nacional.
El atractivo del Harz es el carácter místico que lo rodea. En estas montañas, según antiguas leyendas, se celebraba el 1º de mayo la noche de Walpurgis o noche de brujas. El nombre se atribuye a una santidad femenina, santa Walpurgis, protectora de las campesinas y de las artes de la prestidigitación.
Datos históricos confirman que los antiguos pueblos germanos celebraban, desde siglos antes a la expansión del cristianismo en Europa, el fin del invierno y el inicio del verano en esas fechas; la leyenda dicta que durante esa noche las brujas volaban sobre escobas o cabras entre las montañas del Harz realizando pactos con el diablo.
La literatura dio un carácter perenne a estas leyendas y al bosque del Harz. La más importante obra de la literatura alemana, Fausto, de Wolfgang Goethe, inicialmente publicada en 1808, menciona la Walpurgisnacht, la noche de Walpurgis, del 30 de abril al 1º de mayo cuando Fausto y Mefistófeles se acompañaron de espíritus y brujas en el Harz.
El estereotipo de la bruja con sombrero de pico, nariz aguileña y montada en su escoba son los artículos turísticos favoritos de quienes visitan este lugar.
Alia Lira Hartmann, corresponsal