El gozo artístico y más aún las actividades artísticas pueden hacer diferencias muy significativas en la capacidad de aprendizaje. Las actividades artísticas en educación básica deben ser tan importantes como las matemáticas, la lectura y la escritura, porque a través de ellas los infantes aprenden a aprender: adquieren competencias y rutinas mentales que son imprescindibles para cualquier aprendizaje curricular, social y emocional.
Por medio de neuroimágenes cerebrales, se ha observado que la actividad artística estimula diferentes zonas cerebrales: la música se procesa en la corteza auditiva; el baile y el teatro activan la corteza motora; la pintura y todas las artes visuales se procesan en los lóbulos occipital y temporal, mientras la poesía involucra las áreas de Broca y Wernicke, relacionadas con el procesamiento lingüístico. Un cerebro alimentado con arte tiene salud y funcionamiento óptimos: “es feliz”. Duele saber que hay individuos que nunca tuvieron experiencias artísticas y que mueren sin que partes de su cerebro se hayan activado nunca.
La escuela pública deja de lado la educación artística por ignorancia. Además, porque aprender arte forma sujetos críticos y eso siempre es una “amenaza”. Pero el arte y la cultura son un derecho fundamental, sobre todo en la niñez. Cuando se integran disciplinas artísticas a las prácticas pedagógicas, se promueve el pensamiento creativo y divergente; los alumnos desarrollan un pensamiento más profundo, tienen mayor capacidad de observación, de análisis y síntesis. Se ha observado, por ejemplo, que los niños que escuchan música y pueden seguir el ritmo con alguna percusión, frecuentemente mejoran su ortografía y su expresión oral. También es un hecho que la poesía –escucharla, leerla y hacer ejercicios de escritura poética– mejora la comprensión de las matemáticas y la resolución de problemas. Y, ¡claro!, porque la poesía se construye con metáforas y las fórmulas matemáticas son, a fin de cuentas, esquemas metafóricos.
Vacunas: Cuatro de cada 10 niños mexicanos no tienen completo el esquema de vacunación, lo que puede provocar el resurgimiento de enfermedades como sarampión, tosferina, hepatitis o varicela, las cuales son mucho más contagiosas y más peligrosas que el Covid-19: doctora Bárbara Pahud ( Milenio, 2 de noviembre 2020).