Los congresos feministas que se efectuaron hace más de 100 años en Yucatán, en los que se discutieron, entre otros temas, “desfanatizar las conciencias de las mujeres”, y la sustitución de la “religión de lo sobrenatural por la ciencia y el arte”, así como el voto femenino, hoy son tema del foro Congresos Feministas de Yucatán de 1916, que se transmitió ayer en línea y permanecerá en la cuenta de Facebook del Museo Nacional de la Revolución (MNR).
Organizado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm) y el MNR, en el foro participaron las historiadoras Graciela Fabián Mestas, Rosa María Valles y Karla Espinoza Motte, quienes comentaron sobre la lucha revolucionaria feminista en aquel estado del sur del país, hace 105 años, batalla que abrió el camino a reivindicaciones que hoy encuentran eco en la vida contemporánea de las mujeres.
Conocer de esas luchas, explicó la historiadora Fabián Mestas, en charla con La Jornada, implica reconocer que las mujeres han participado de manera determinante antes, durante y después de la Revolución Mexicana, pero, sobre todo, es importante saber la forma en que esas luchas han impactado en la transformación del país.
Los congresos se llevaron a cabo con el apoyo y la convocatoria del entonces gobernador de Yucatán, el general Salvador Alvarado, agregó la historiadora.
El primero se desarrolló en enero de 1916; integró cuatro comisiones que analizaron y discutieron sobre los medios sociales para liberar a la mujer del yugo de las tradiciones, el papel que correspondía a la escuela primaria en la reivindicación femenina, las artes y ocupaciones que debía fomentar, y las funciones públicas que la mujer podía y debía desempeñar, entre otras cuestiones.
“Desde el inicio de la inédita reunión se dieron debates inteligentes y encendidos sobre las conclusiones que cada comisión presentó al pleno”, apuntó Graciela Fabián.
“Entre las conclusiones del congreso presentadas en su sesión final, se afirmó la necesidad de desfanatizar las conciencias mediante la enseñanza de anatomía y biología en las escuelas primarias para niñas; es decir, el derecho a conocer su cuerpo, así como, mediante conferencias, sustituir la religión de lo sobrenatural por la ciencia y el arte en los institutos literarios para señoritas.”
Ecos legales
Las congresistas, añadió la historiadora, pusieron de relieve que las desigualdades en el Código Civil tenían eco en otros preceptos legales, como la Ley Agraria (lo que implicaba que no podía ser propietaria de tierras) y la Ley del Trabajo.
El segundo congreso se llevó a cabo en noviembre del mismo año, y los temas que se trataron giraron en torno a las artes y oficios en que debían iniciarse las mujeres, su conversión en agentes de difusión científica, la pertinencia de su actuar político como electoras y candidatas, y el cuidado de los hijos en caso de divorcio. “El tema del voto generó fuerte controversia debido a la diferencia de posturas”.
Después de esos congresos hubo otros en la Ciudad de México y todo ello daría pie para organizar coloquios panamericanos y la formación, en los años 30, del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, concluyó la historiadora.