El embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, reconoció que su país debe hacer más para atender el problema del tráfico de armas, aunque acotó que la colaboración para enfrentarlo debe ser recíproca, pues cuando autoridades estadunidenses han ofrecido apoyo para el combate a este delito no ha habido respuesta del lado mexicano.
En una larga y última charla con representantes de medios nacionales de comunicación, a unos días de dejar el cargo, el diplomático subrayó: “Es una prioridad para ambos países. Para mí es como si estuviéramos mandando armas a Hitler durante la Segunda Guerra (Mundial). Es un problema para México y para Estados Unidos, es imprescindible que hagamos más”.
Se ofreció extraditar a maleantes; AMLO no respondió
Sin embargo, remarcó, durante las visitas que realizó a México el ex fiscal general estadunidense, William Barr, ofreció extraditar traficantes de armas detenidos en Estados Unidos y que son buscados en México, sin que hubiera requerimiento alguno por parte del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Nunca recibimos una petición de extradición durante mi gestión, que me dio mucha pena porque me hubiera gustado ver una”.
Agregó que también se ha ofrecido la donación de equipo no intrusivo (tecnología) para detectar el tráfico de armamento en la frontera común, sin que representantes de la administración mexicana se hayan aceptado. “Para mucha gente en México este punto de las armas es una cosa que se hace para regañar a Estados Unidos. Hay más que podemos hacer nosotros, pero también más que México puede hacer para controlar eso. Debemos seguir colaborando, es un tema de gran importancia. Con el culiacanazo (cuando se intentó capturar a Ovidio Guzmán, hijo del líder del cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán) vimos el poder de armas que tiene el crimen organizado, y ése no es sólo un problema de México, sino para nosotros”.
Confió que sea uno de los temas de mayor prioridad en la relación con la administración de Joe Biden.
Landau asumió el cargo de embajador en agosto de 2019 y concluirá su gestión el 20 de enero, con el fin del gobierno del presidente Donald Trump y la asunción de Biden.
En este lapso, admitió, el tema más difícil fue la detención, el pasado 15 de octubre, del ex titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos, acusado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos de presuntos vínculos con el narcotráfico.
No haber informado a las autoridades mexicanas sobre la investigación contra el general, reconoció, puso en riesgo la colaboración mutua, pero justificó que se debió a un proceso burocrático en el sistema de justicia de su país y el desconocimiento de los fiscales de los acuerdos bilaterales y de la repercusiones que el secreto pudo conllevar.
Supone que sigue la indagatoria contra el general
En aras de recuperar la confianza y colaboración, enfatizó, Barr decidió enviar a Cienfuegos a México, donde la Fiscalía General de la República abrió una carpeta de investigación. “No sé a dónde va esa indagatoria, supongo que sigue. (Pero) es importante destacar que nosotros devolvimos al general sin condiciones”.
El embajador aceptó que la demanda de drogas en su país es muy alta, lo que contribuye al poder del narcotráfico, y enfatizó que el gobierno de Trump “se decepcionó” con los nuevos lineamientos mexicanos para regular la actuación de agentes extranjeros en territorio nacional, tema que, añadió, también preocupa a la administración de Biden.
Mencionó que dos de los mayores logros en la relación bilateral alcanzados durante su gestión como embajador fueron los acuerdos para controlar los flujos migratorios y la entrada en vigor del T-MEC.
Consideró que a ambas naciones les interesa tener flujos ordenados de migración y no crear incentivos para caravanas u otras formas de movilidad irregular.
Interrogado sobre el ofrecimiento del presidente López Obrador de dar asilo político a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, perseguido por la justicia estadunidense, respondió: “México tiene derecho a ofrecerle asilo a cualquier persona y nosotros tenemos el derecho a seguir nuestro proceso penal, y esto debe seguir en un marco de respeto y cordialidad”.