San Pedro Sula. Unos 200 migrantes reanudaron el jueves su marcha a pie por una carretera hacia la frontera con Guatemala, un día antes de la fecha programada para que una caravana de migrantes parta desde San Pedro Sula rumbo a Estados Unidos.
Al caer la tarde, algunos de ellos ya habían llegado al cruce fronterizo en la ciudad de Corinto. El grupo comenzó a caminar el miércoles pero hizo una pausa durante la noche antes de llegar a donde estaban unos 75 policías antimotines en las afueras de San Pedro Sula.
Un agente indicó que la intención era impedir que los migrantes violaran el toque de queda impuesto por la pandemia del coronavirus, verificar su documentación y asegurarse de que no viajaran con niños que no fuesen suyos.
Los migrantes pararon a unos dos kilómetros (1,2 millas) del lugar donde la policía los aguardaba y se dispusieron a pasar la noche debajo y en los alrededores de un puente vehicular. Reanudaron su marcha después de que concluyó el toque de queda a las 5 de la madrugada.
Mientras tanto, más migrantes llegaban a la terminal de autobuses de San Pedro Sula el jueves. La estación ha sido el principal punto de partida de las caravanas en el pasado y se podía ver a varios cientos de migrantes alrededor de la terminal.
Los migrantes enfrentan el reto adicional de que varios gobiernos acordaron esta semana hacer cumplir las leyes migratorias en sus fronteras.
El Instituto Nacional de Migración de México publicó videos el jueves en los que puede verse a cientos de agentes y miembros de la Guardia Nacional ejercitándose en la frontera sur. Señaló que los efectivos mantienen “vigilancia en estados del sur de México, principalmente en Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, para hacer cumplir la Ley de Migración".
En las redes sociales circula desde hace semanas una convocatoria para una nueva caravana de migrantes que partirá el 15 de enero. En otras ocasiones, grupos más pequeños suelen salir antes del principal. Se espera que más migrantes se congreguen en San Pedro Sula el jueves.
Ariel Villega, de 35 años, originario de la localidad de Ocotepeque, caminaba con su esposa y su hijo de 10 años con la intención de llegar al paso fronterizo de Corinto y esperar allí la llegada del resto de la caravana.
“Todo lo llevamos, el pasaporte y la prueba de Covid”, dijo Villega. Se marcha porque no puede encontrar trabajo. Afirmó que la pandemia y los dos huracanes que azotaron el país en noviembre “nos dejaron en crisis”.
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, decretó el miércoles por la noche el “estado de prevención” en la frontera con Honduras. En su decreto señaló la amenaza de que los migrantes ingresen al país sin la documentación adecuada y sin pasar los controles por la pandemia. Guatemala exige una prueba negativa de coronavirus para entrar. Más de dos mil agentes de la policía nacional y soldados esperarán en la frontera, añadió.
Por su parte, el gobierno de México señaló el miércoles que, junto con otros países de América Central y del Norte, está preocupados por los riesgos de salud que supone el Covid-19 entre los migrantes que carecen de la documentación adecuada.
El comunicado de la Conferencia Regional sobre Migración deja entrever que México y Centroamérica podrían seguir rechazando a migrantes en base al riesgo percibido por la pandemia.
El grupo, formado por 11 naciones, “expresó preocupación por la exposición de los migrantes en situación irregular a situaciones de alto riesgo para su salud y su vida, principalmente durante la emergencia sanitaria”.
Representantes de México, Guatemala, Honduras y El Salvador se reunieron el lunes en Corinto para hablar sobre coordinación en materia de migración.
En un comunicado conjunto, los gobiernos se comprometieron a proteger los derechos humanos, pero pidieron que la migración sea ordenada y legal.
Cuando cientos de hondureños trataron de armar una caravana el mes pasado, las autoridades los frenaron incluso antes de que pudiesen llegar siquiera a la frontera con Guatemala. Otros intentos el año pasado fueron dispersados por las autoridades guatemaltecas antes de que pudiesen entrar a territorio mexicano.
La presión para emigrar ha estado incrementándose en Centroamérica, luego de que dos huracanes de categoría 4 — Eta e Iota — devastaron en noviembre una región que ya pasaba apuros por la pandemia. Los meteoros destrozaron cultivos, obligaron a cerrar negocios y desplazaron a miles de personas.
Los migrantes se han mostrado esperanzados de que recibirán una bienvenida más cálida en la frontera de Estados Unidos con el gobierno del presidente electo Joe Biden, quien asumirá el cargo el 20 de enero.