Ciudad de México. Luego de recibir decenas de reclamos del público por poner a la venta un vestido con bordados característicos de los artesanos textiles de Huautla de Jiménez, Oaxaca, la marca australiana de ropa Zimmermann se disculpó en redes sociales .
“Reconocemos que el vestido tipo túnica con paneles de nuestra actual colección Swim se inspiró en lo que ahora entendemos como una prenda tradicional de la región de Oaxaca, en México. Pedimos disculpas por el uso sin el crédito apropiado a los propietarios culturales de esta forma de vestir y por la ofensa que esto ha causado”, señala el mensaje en la cuenta oficial de la tienda de ropa en Instagram.
“Aunque el error no fue intencional, cuando se nos informó hoy, el artículo se retiró inmediatamente de todas las tiendas Zimmermann y de nuestro sitio web. Hemos tomado medidas para garantizar que esto no vuelva a suceder en el futuro”, precisó.
El martes, Zimmermann, que se anuncia como “una marca de moda australiana de lujo, que abraza la feminidad relajada, el optimismo y la sofisticación sin esfuerzo”, puso a la venta en 850 dólares un nuevo vestido de playa, con un par de aves bordadas al frente, realizadas con el característico bordado mazateco en punto de cruz y listones de colores en azul turquesa y solferino.
De inmediato, los usuarios de Twitter dieron la voz de alarma: “plagio, plagio, plagio”, con comentarios como estos: “exigimos respeto para el pueblo de Huautla de Jiménez y sus maravillosos artesanos. Esto es un robo hacia su patrimonio cultural. No más apropiación”, “apoyen a los pueblos indígenas reales”, “malditos ladrones, es nuestra cultura”, “diseños mexicanos una vez más plagiados por empresas o personas con poca imaginación y una muy alta ambición por las utilidades”.
El Instituto Oaxaqueño de las Artesanías (IOA) también levantó la voz para demandar una explicación y escribió en su cuenta de esa red social: “Desde Oaxaca hacemos un llamado enérgico a la marca Zimmermann para que explique los elementos iconográficos y técnicos de las piezas de su colección Resort Swim 2021; asimismo pedimos el reconocimiento al trabajo artesanal de los pueblos de la región Cañada y Papaloapan”.
Este nuevo plagio se suma al incidente ocurrido el año pasado con la diseñadora francesa Isabel Marant, quien, por segunda ocasión, usó diseños originales de comunidades de los estados de Michoacán, de México, Tlaxcala, San Luis Potosí y Oaxaca para su colección otoño-invierno 2020-21.
La modista también se disculpó luego de que la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, le enviara una carta para pedirle explicaciones; sin embargo, no retiró de su página de Internet todas las piezas. Permanecen a la venta los suéteres de lana con patrones típicos de Chiconcuac, estado de México.
Frausto invitó a Marant a visitar México y las comunidades para “conocer su cosmovisión y el lenguaje de cada textil, así como el tiempo y costo que se invierte en ellos”.
En 2019, la Secretaría de Cultura federal (SC) también pidió explicaciones a la firma Louis Vuitton por usar un patrón tradicional de los artesanos de Tenango de Doria, Hidalgo, en el diseño de una silla que tenía un costo de 18 mil 200 dólares.
En respuesta, dirigida a la agencia de noticias Reuters, la firma Louis Vuitton aseguró “tener una relación de colaboración para dicha colección con artesanos”.
Ese mismo año, la SC reclamó a la casa de modas Carolina Herrera, venezolana radicada en Estados Unidos, por usar en sus diseños, de forma reiterada, bordados de Tenango.
Desde 2014, la asociación NGOimpacto (http://viernestradicional.impacto.org. mx/historia-de-casos-de-apropiacion- cultural-a-textiles-tradicionales) ha documentado 50 casos de apropiación cultural de textiles tradicionales por parte de marcas de todo el mundo como Pineda Covalin, Zara, Mango, Rapsodia, M Missoni, Intropia, Madewell, Dior, That’s it, Forever21, Star Mela, J Marie Collections, United Collors of Benetton, Polo de Yucca, Nike, Nestlé y Pottery Barn. Los diseños plagiados se han plasmado en ropa y productos como el chocolate Abuelita, cojines, cobertores con bordados industriales y tenis. Las comunidades más afectadas son las oaxaqueñas y Tenango de Doria, y hasta la fecha, lamenta la organización, “en México no existe un marco legal que proteja el patrimonio colectivo de las comunidades indígenas”.