Como siempre, una buena y una mala: la primera, que en noviembre pasado el Indicador Mensual de la Actividad Industrial se incrementó 1.1 por ciento en términos reales, respecto del mes previo; la segunda, que en su comparación anual la producción industrial retrocedió 3.3 por ciento en igual periodo y en términos reales, con lo que las señales de alarma se mantienen en toda su intensidad, de acuerdo con el más reciente informe del Inegi.
En el periodo neoliberal los tecnócratas presumían que “la mejor política industrial es aquella que no existe”, en el entendido, según cacareaban, de que el sacrosanto mercado por ellos venerado “resolvería” todos los males habidos y por haber. Pues bien, ahí está el resultado: un sector industrial mexicano cada día más pequeño, débil y dependiente, en sempiterna espera del “milagro” prometido.
Pues bien, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic, de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes) subraya que el resultado de la actividad industrial en noviembre pasado contiene mensajes que deberán leerse con atención: sin lugar a duda que el retroceso (3.3 por ciento) en dicho mes atenúa la contracción de 2020 y es resultado de que ocho componentes de las manufacturas y la minería de minerales no metálicos lograron tasas positivas. Sin embargo, el resto de la industria sigue en terreno negativo.
Lo anterior favorece la tendencia de recuperación en los principales componentes del sector industrial. No obstante, es prudente mencionar que la mayoría se encuentra en niveles inferiores a los observados antes del Covid-19. A ese ritmo, la recuperación general de la industria llegará a finales de 2022. El resultado de noviembre presenta la caída 25 en los últimos 26 meses y confirma que la pandemia exacerbó la tendencia prexistente de debilitamiento industrial.
Lo anterior tiene efectos que no se deben subestimar: la capacidad potencial de la industria en general, así como de las manufacturas, la construcción, minería y la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final, se encuentra a la baja. El sector industrial tiene menores inversiones y su crecimiento será limitado una vez que pase la fase de “rebote” que se observará entre abril y agosto próximos.
Es necesario considerar que el avance del Covid-19 ha precipitado el debilitamiento sistémico de la industria mexicana. De acuerdo con el Inegi, entre enero de 2001 y noviembre de 2020 el promedio de crecimiento anual del sector industrial fue de únicamente 0.2 por ciento. Sin contar las cifras del periodo abril-noviembre del 2020 el incremento fue de 0.7, lo que significa que la actividad industrial del país exhibía un bajo desempeño aún antes del Covid-19. La ausencia de una estrategia de desarrollo industrial cobró una elevada factura. La magnitud de la recesión económica asociada a la pandemia provocó una disminución de medio punto porcentual en el de por sí modesto promedio de crecimiento industrial contabilizado en casi 20 años.
La industria nacional se encuentra bajo fuego cruzado y la recesión asociada al Covid-19 ha erosionado las oportunidades de desarrollo económico y social. México deberá actuar con eficacia y eficiencia en la elaboración y ejecución de una ruta crítica que considere a detalle los cambios que están ocurriendo. Sin ello la ilusión de un crecimiento positivo en 2021 podría ser un espejismo que cause una recaída a partir de 2022.
La mayor parte de los países comenzará por atender sus necesidades propias, el comercio internacional no representará una fórmula de crecimiento económico que supere los alcances de la crisis de 2020; se reactivarán algunas exportaciones e importaciones, pero las inversiones estratégicas se realizarán en función de las necesidades de empleo y crecimiento propio. La llegada de inversión extranjera será selectiva. No habrá dinero gratis.
Las rebanadas del pastel
Sólo le quedan ocho días en la Casa Blanca, pero tiene todo el potencial para provocar más daño. Urge que le pongan una patada en el trasero. ¡Ya!