Washington. En una medida muy inusual, diplomáticos estadunidenses redactaron dos cables en los cuales condenaron la incitación del presidente Donald Trump a la letal agresión al Capitolio y exhortaron a funcionarios del gobierno a respaldar la invocación a la Enmienda 25 constitucional para retirarlo del cargo, la víspera de que la Cámara de Representantes presente cargos contra el magnate.
Con base en el “canal de disentimiento” del Departamento de Estado, funcionarios de carrera del servicio civil y del servicio exterior dijeron temer que el asedio al Congreso el pasado miércoles pudiera socavar gravemente la credibilidad estadunidense para promover y defender los valores democráticos en el extranjero.
“No obligar al presidente a rendir cuentas públicamente dañaría aún más nuestra democracia y nuestra capacidad de lograr nuestras metas en materia de política exterior”, señalaron los diplomáticos en el segundo de los cables, que circularon hace unos días y luego fueron enviados a los altos mandos del Departamento de Estado.
Pidieron a Mike Pompeo, secretario de Estado, respaldar cualquier iniciativa legal del vicepresidente Mike Pence y de otros miembros del gabinete para proteger al país, incluso por medio de “la implementación de los procedimientos proporcionados para ello en el artículo 4º de la Enmienda 25”, que permite que el vicepresidente y una mayoría del gabinete declaren a un presidente no apto para desempeñar el cargo, y entonces el vicepresidente se convierte en presidente interino.
Los cables representan una protesta extraordinaria de diplomáticos estadunidenses contra un presidente en funciones. Desde hace tiempo éstos se han quejado de que el gobierno de Trump ha ignorado y menospreciado el papel que desempeñan en el extranjero y su pericia. Normalmente el canal de disentimiento se utiliza para oponerse a decisiones específicas de política exterior. Los dos cables más recientes parecen no tener precedente en su alcance y definición del mandatario como un peligro para el país.
Los textos también reflejan enojo por la respuesta ante los disturbios del secretario de Pompeo, aliado de Trump.
Pompeo condenó la violencia en el Capitolio, pero de manera deliberada no se ha referido al papel que Trump desempeñó al alentar a sus partidarios que allanaron el edificio. El secretario de Estado tampoco ha hablado sobre las consecuencias ni ha admitido que ahora los diplomáticos estadunidenses en el extranjero podrían enfrentar más dificultades en la promoción de la democracia.
Hasta el cierre de esta edición se desconocía cuántos diplomáticos firmaron los cables, a los que tuvo acceso la agencia de noticias The Associated Press.
El Departamento de Estado no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Por lo pronto, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aseguró que seguirá adelante con el proyecto de ley para someter a Trump a juicio político.
Además, reveló que la cámara baja exhortará al vicepresidente a retirar a Trump de la presidencia invocando la Enmienda 25. “Daremos a Pence 24 horas para emitir una respuesta, después de lo cual someterán el documento sobre el juicio político a la votación plenaria”.
El jefe de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes, Jim Clyburn, afirmó que la votación sobre un nuevo impeachment podría ocurrir esta semana, pero que la entrega de los cargos al Senado podría ser aplazada hasta que sean confirmados los miembros del gabinete del presidente entrante, Joe Biden.
El líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, declaró que un proceso contra Trump no será posible antes del 20 de enero, el día en que Biden asumirá la presidencia.
En declaraciones al programa State of the Union de CNN, Clyburn denunció que McConnell “está tratando de estropear el proceso”, pero que Pelosi será quien decida cuándo designar a los encargados del juicio y enviar los cargos al Senado.
Clyburn agregó que una posibilidad será “dar a Biden 100 días para que su gobierno arranque con fuerza y posiblemente enviaremos los cargos después”.
A 10 días del final de su mandato, Trump enfrenta cada vez más llamados para su dimisión, también desde el campo republicano, con el objetivo de evitar un complejo proceso de destitución en plena crisis política, sanitaria y económica en Estados Unidos.
El senador Pat Toomey afirmó ayer en CNN que una renuncia del presidente “sería el mejor camino”. Trump “cayó en un nivel de locura impensable” desde que el demócrata Joe Biden le ganó los comicios de noviembre, añadió.
Toomey es el segundo senador republicano que pide la renuncia de Trump, después de la senadora de Alaska, Lisa Murkowski.
“Lo mejor para la unidad del país sería que renunciara”, sostuvo a la cadena ABC Adam Kinzinger, legislador de la Cámara de Representantes y primer republicano en pedir (el pasado jueves) que el presidente fuera declarado “no apto” para ejercer sus funciones.
Aislado en la Casa Blanca, abandonado por varios de sus ministros y distanciado de su vicepresidente, Trump no da ninguna señal de considerar su renuncia, según consejeros citados por la prensa estadunidense.
Las autoridades continúan buscando a los manifestantes pro-Trump que lanzaron amenazas de muerte contra Pence y Pelosi –segundo y tercera máximos responsables del Estado–, durante el asalto al Capitolio.
Un muro alrededor del Capitolio
Alrededor de ese icónico edificio se ha levantado una barrera metálica, al tiempo que se han ampliado los efectivos de las fuerzas del orden hasta la investidura de Biden el 20 de enero, a la que Pence hizo saber que asistirá.
Por lo pronto, se informó que los legisladores de la Cámara de Representantes posiblemente quedaron expuestos a alguien que dio positivo a Covid-19 mientras se refugiaban en un lugar no revelado durante el violento asalto al Capitolio.
El médico tratante del Capitolio notificó ayer a todos los legisladores de la exposición al coronavirus y los invitó a hacerse la prueba. La persona infectada no fue identificada.
El doctor Brian Moynihan informó por escrito que “muchos miembros de la comunidad de la cámara baja estuvieron protegidos y aislados en el salón principal, algunos durante varias horas”, el día del ataque.
Docenas de legisladores fueron trasladados a un lugar seguro después de que fanáticos pro-Trump irrumpieron en el Capitolio rompiendo barricadas, vagando por pasillos y oficinas y saqueando el edificio.
Algunos miembros del Congreso se amontonaron durante horas en la sala grande, mientras otros estuvieron ahí un periodo más corto.
El papa Francisco indicó ayer que reza por las cinco personas que murieron en los disturbios en el recinto legislativo e hizo un llamado para que la calma prevalezca en Estados Unidos y así proteger los valores democráticos de la nación.