En una zona con altos índices de violencia en Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México, con altos índices de violencia, un grupo de niños aprende valores de convivencia gracias a la música. Durante el periodo de confinamiento se han unido una veintena de voces infantiles para crear el disco Música sin fronteras, como parte de la labor de un centro comunitario de acercamiento con el arte.
Ramsés Luna, director del Centro de Iniciación Musical Cenzontle, pequeña escuela comunitaria para niños, explica que la idea no es que sean músicos en el futuro, “sino que sea un instrumento de desarrollo, para aprender a convivir, valorarse entre ellos y trabajar en equipo. La música es una herramienta para fortalecer habilidades intelectuales y las relaciones humanas entre los estudiantes”.
En la Unidad Habitacional Vicente Guerrero, la comunidad de vecinos recuperó un espacio abandonado, ubicado a un costado del Centro Cultural Iztapalapa. Lo que solía ser una oficina de atención para el registro electoral se convirtió en un salón para enseñar música a niños y jóvenes. Sin embargo, con motivo de la pandemia, tuvieron que suspender las clases presenciales a unos 50 niños.
“En Iztapalapa, cambiemos la nota roja por notas musicales”, se leía en los volantes que anunciaban la inauguración del Centro de Iniciación Musical Cenzontle el 26 de junio de 2019. En diciembre pasado fue una de las colonias de la Ciudad de México con más alto riesgo por Covid-19.
Desde hace meses, la escuela dejó de dar clases de manera presencial para evitar contagios y se trasladaron a la virtualidad. Para hacer el disco, cada niño tuvo que grabar su voz mediante un teléfono celular y dejar registro de las canciones tradicionales e infantiles con ayuda de sus padres, quienes recibieron instrucciones para sumarse a la tendencia tecnológica.
En “este diario” de la pandemia escrito con sonidos quedaron también los ruidos de lo cotidiano: los perros, la campana de la basura, los tamales calientitos.
“Al final, es un documento histórico, pues es una fotografía del momento tan complicado por el que estamos pasando. Los niños son muy fáciles de adaptar, pero en las clases en línea vemos cómo se extrañan entre ellos y saludan muy animosos.”
Colectivo Música para Todos
El proyecto del disco surgió como conclusión del trabajo con el Colectivo Música para Todos, que ofreció talleres y recitales didácticos con participantes de géneros variados, entre ellos el percusionista Francisco Bringas, la guitarrista de heavy metal Cinthya BlackCat, la cantante pop Steffie Beltt y el director de orquesta Gerardo Payán.
Entonces, los músicos se unieron a la comunidad de estudiantes, padres y maestros para la grabación, planeada para realizarse en un estudio antes de las nuevas circunstancias de 2020. Se decidió continuar desde casa y hacer las grabaciones a distancia.
Se ha incluido una fusión de instrumentos para los temas infantiles, describe el saxofonista Ramsés Luna. Cielito lindo, El Balajú, canciones victorianas tradicionales de Inglaterra, un blues sobre un cochinito pequeño y un poema medieval sobre el mar son algunas de las piezas.
Parte de la preocupación es transmitir a las nuevas generaciones los valores que hay en el contenido de estas canciones.
“Nos preocupa hoy día la música que está muy a la mano, cada vez más devaluada. Es difícil estar batallando contra el reguetón, por ejemplo, que devalúa el trato hacia las personas.”
El álbum discográfico se distribuyó de manera física y gratuita a quienes solicitaron uno de los mil discos compactos que se produjeron, en el correo musicasinfronterasmx@gmail.com. El deseo es poder subir también las canciones a las plataformas digitales de reproducción musical.