La vocación de servicio superó el miedo al coronavirus de la bombero primero Eloísa Herrera Quijano, quien desde los últimos días de diciembre asiste a los capitalinos con sospecha o confirmados de Covid-19 con atención médica en sus domicilios y traslados a hospitales.
Con 17 años de experiencia como paramédica y cuatro en el Heroico Cuerpo de Bomberos, los más de 20 casos asignados en las últimas dos semanas la llevaron a concluir que la pandemia hizo que la población fuera igual de vulnerable. Por eso no importa si una persona tiene o no dinero, seguro de gastos médicos mayores, la edad o si es derechohabiente del IMSS o del Issste.
La atención médica que realizó hace unos días a un hombre de la tercera edad en un domicilio de la colonia San Juan de Aragón le dejó huella. El paciente y su familia solicitaron el trasladado a un hospital particular, al asegurar que tenían dinero suficiente para pagar por el servicio, con lo que, previa autorización, el equipo de bomberos realizó el traslado al hospital Médica Sur para hacer efectivo el seguro de gastos médicos, pero ante la saturación el hombre no fue atendido.
Personal del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto redireccionó a Eloísa, el auxiliar y el conductor de la unidad a la clínica 24 del IMSS, en Lindavista, pero tampoco había camas disponibles, por lo que junto con el paciente, que es derechohabiente, y sus familiares tuvieron que esperar casi cinco horas hasta que hubo un lugar.
“Fueron horas de angustia y estrés para todos”, recordó la tragahumo al mencionar que la eventualidad de que empeorara la salud del hombre era latente.
Al ser entrevistada mientras se alista para iniciar otra jornada laboral de 24 por 48 horas, se coloca el traje Tyvek, lentes goggles, botas aislantes, mascarilla N95, careta y tres pares de guantes perfectamente colocados y sellados, y pide a los capitalinos permanecer en casa en la medida de lo posible, ya que la disponibilidad hospitalaria “está en un momento complejo.
“Al final la satisfacción en el servicio es una recompensa”, confesó, al recordar con agrado que cuando llegan a los domicilios las personas “se sorprenden al vernos; no están enterados de que estamos participando y les da esa esperanza, la ilusión de que podamos ayudar, porque la imagen de los bomberos es querida por la población”.
Pero no es la primera vez que siente orgullo por apoyar a quien lo necesita. Eloísa Herrera es la bombero que amamantó a una bebé que fue arrojada por su madre desde una azotea, en Iztacalco, en marzo del año pasado, por lo que quedó atrapada en medio de dos bardas. Recordó cómo uno de sus compañeros hizo desde la barda de la casa de un vecino un boquete para rescatar a la bebé, que no reaccionó a pesar de que se le suministraron medicamentos.
Eloísa, madre de un bebé de dos años, decidió amamantar a la recién nacida y con su leche logró estabilizar los signos vitales y los latidos de su corazón.
Para evitar contagios, ahora Eloísa y su esposo, que también es bombero, viven en el primer nivel de la casa que habitan en Iztapalapa, por lo que ven desde lejos a su bebé y sus otros tres hijos, quienes están al cuidado de su mamá de más de 60 años.