Como hemos venido informando y analizando en artículos anteriores, Alemania ha enfrentado el constante asedio por parte del gobierno de Estados Unidos, por aceptar el proyecto Nord Stream en sus dos etapas. La respuesta de la primera ministra Angela Merkel ha sido permanente: busca el beneficio de su pueblo. Por eso tiene la firme idea de seguir con el proyecto gasífero más importante de los años recientes. Porque, además, es accesible y más barato que si se compra gas a las empresas estadunidenses.
Ya habíamos dicho que uno de los proyectos más polémicos de abasto del energético entre algunos países de Europa y Rusia ha sido el del gasoducto que llevará el hidrocarburo a Alemania por el mar Báltico. Esta construcción es muy importante por la estrategia y el diseño de su construcción, lo que al principio se pensó que era demasiado caro, pero ante los cálculos del beneficio, por su cercanía y la certidumbre de abasto, además del precio accesible, resulta mucho más barato que el que le vendería Estados Unidos.
Desde el inicio de la construcción de los gasoductos, cada paso ha sido criticado por el gobierno de Trump. Pero hasta el momento, no ha sido demostrado que comprando el gas a Estados Unidos, Europa y, especialmente, Alemania, vayan a tener mayor beneficio ni en el precio, ni en la seguridad de entrega. Por lo tanto, se decidió continuar con el Nord Stream 2, el cual sí presenta mayores beneficios: la cercanía geográfica y el precio que ha ofrecido Vladimir Putin, presidente de Rusia, son una realidad y no promesas.
De acuerdo con las sanciones del presidente saliente, Donald Trump, Merkel ha tenido que buscar la forma de evitar los castigos comerciales. Parece que, por fin, lo está logrando. El Parlamento de Mecklenburgo-Pomerania Occidental (estado federado) a través de un fondo que le permitirá terminar el tramo faltante de sólo unos cuantos kilómetros de los originales mil 224 kilómetros de longitud, para cada uno de las extensiones, está ofreciendo esta solución ante el asedio por parte de Estados Unidos.
El gasoducto Nord Stream 2 es una importante obra de ingeniería, que tampoco reconocen los estadunidenses, recordemos que incluye dos ramales paralelos “cada uno con mil 220 milímetros de diámetro, 22 MPa (220 bares) de presión y 27 mil 500 millones de metros cúbicos anuales de capacidad”.
Recientemente, se ha transportado tubería a lo largo de 2.5 kilómetros en una zona económica perteneciente a Alemania y el barco que las ha instalado es una nave rusa llamada Fortuna. Cada paso, cada instalación del proyecto Nord Stream 2 AG, están respaldados por ambos países, según los contratos aceptados. Recordemos que durante la construcción del Nord Stream 1, también surgieron problemas similares que hablan de vetos comerciales por parte, principalmente, de los gobiernos estadunidenses. En este caso, se cuentan con los permisos aceptados y vigentes. Los expertos rusos trabajan a una profundidad de 30 metros. Es importante mencionar que las empresas que venden partes y accesorios para el gasoducto, prácticamente tienen que esconderse de Estados Unidos para ejercer su derecho a comerciar.
A lo largo de la construcción de los gasoductos Nord Stream, la batalla comercial no ha dejado de presionar, especialmente a Alemania. A punto de terminar el proyecto 2, se tienen conflictos nuevos y de otro tipo.
El pasado primero de enero el gobierno de Trump notificó al país de Angela Merkel que en el presupuesto de defensa estadunidense aceptado para 2021 se contará con un apoyo para llevar a cabo nuevas sanciones que se impondrán a las empresas que den servicios de seguro de diversos tipos y se sancionará a todas aquellas organizaciones que suministren equipamiento adicional y que utilicen buques modificados para servir en la construcción del gasoducto.
El tipo de presión “política” ejercida por Estados Unidos es digna de la más atrasada práctica para dominar y cuidar a sus sometidos clientes, como ya es conocida su política comercial. El argumento es que “Estados Unidos se opone al proyecto alegando que sus socios europeos son demasiado dependientes del gas ruso”. El intento de veto permanente por parte de las empresas estadunidenses no sabemos si lo continuará su hoy presidente electo Joseph Biden.
Pero también existe otro peligro surgido del lado ruso. Por parte de Alemania, el cuestionamiento hecho por la derecha cristianodemócrata ante el posible ataque del gobierno ruso al opositor Alexéi Navalny, podría traer consecuencias negativas para concluir el Nord Stream 2. Este proyecto tiene más beneficios que perjuicios para la población de Alemania y otros de Europa. Por lo menos, así lo han demostrado tanto autoridades rusas como alemanas.
Entre las amenazas comerciales por parte de Trump, las acciones de repudio de ambientalistas que denuncian los problemas que está causando la construcción de los gasoductos y los desencuentros entre Vladimir Putin y Angela Merkel a causa de la intoxicación de Navalny, el proyecto para abastecer a Europa de gas accesible y barato se terminará y el energético será un apoyo imprescindible para la vida cotidiana de gran parte de la sociedad europea.