Nadie podrá decir que 2020 fue un año normal. Fue excepcional en el peor de los sentidos y será inolvidable. Y 2021 todos esperamos que sea distinto y mejor. ¿Lo será?
En cuanto a la pandemia todos esperamos que la vacuna, que ha sido inventada gracias al esfuerzo de 150 equipos científicos funcione. Pero no debemos hacernos ilusiones.
El plan del gobierno mexicano para frenar la plaga tomará todo el año, es decir, sólo los grupos vulnerables serán vacunados antes de que termine el primer trimestre de 2021 y pasarán 18 meses hasta que queden vacunados 116 millones. No se vacunarán a los jóvenes menores de 18 años, lo que tendrá como efecto que las clases presenciales de la educación básica no sean reiniciadas este año.
En la parte económica la caída del crecimiento que resultó de la inmovilidad parcial de 2020 no fue tan mala como se esperaba y hay la risueña perspectiva de crecer en 2021 a 3.7 por ciento, si la superación del Covid-19 es mayor de lo previsto.
Nuestra recuperación no depende de nuestro propio esfuerzo, depende del crecimiento de Canadá, pero sobre todo de nuestro poderoso y decadente socio, Estados Unidos, y de que las remesas de nuestros paisanos vuelvan a romper su propio récord.
En política hay condiciones muy emocionantes. Habrá elecciones de mitad de término con la renovación completa de la Cámara de Diputados, de 15 gubernaturas y decenas de procesos locales.
Los analistas revisan sus esferas de cristal: si Morena gana otra vez la Cámara de Diputados, mantendrá además el control del Congreso y el proyecto de AMLO se consolidará.
Si la oposición arrebata la mayoría en la cámara puede preverse un bloqueo opositor de los proyectos del gobierno actual.
¡Gulp!, diremos los observadores.