Según el currículum que de Carlos Noriega Curtis divulgó la OCDE en 2018, éste cuadro neoliberal puro y duro incrustado por Carlos Urzúa, ex secretario de Hacienda, en la 4T-AMLO para “atender” pensiones, fue presidente de la Amafore hasta noviembre de 2018.
Antes laboró como subsecretario, coordinador de asesores del secretario y director de Planeación Hacendaria en la Secretaría de Hacienda del presidente Zedillo. Previamente se desempeñó como director de investigación en Banxico y director adjunto en el Infonavit. Además fue el director de la Afore Ahorra Ahora, del grupo financiero Monex, que bajo su mando cobraba una comisión de 1.96 por ciento en 2006.
En patente conflicto de intereses en plena 4T, Noriega impulsó primero el Acuerdo para el fortalecimiento de las pensiones del 22 de julio 2020 y, luego, la iniciativa presidencial del 25 de septiembre, votada en ambas cámaras el 9 de diciembre –coincidentemente justo en la misma fecha en que Zedillo impuso la privatización de los recursos pensionarios del IMSS 23 años antes– y promulgada como decreto por AMLO el 16 de diciembre.
En la visión de Noriega, la iniciativa presidencial “busca” adaptarse a las condiciones del mercado laboral mexicano, pues la fracasada reforma Zedillo se “diseñó” bajo la premisa de que el trabajador se mantendría en la formalidad por más de 20 años. La iniciativa, declara Noriega, no sólo “ayudará” a que más personas tengan acceso a una pensión, sino que en los próximos 15-20 años, el ahorro pensionario podría representar hasta 40 por ciento del PIB, lo cual convertirá a las Afore en la primera fuente de financiamiento para el crecimiento y desarrollo de la nación.
Para Noriega, finalmente, se “reconoció” que sin certeza para los trabajadores en la vejez, no se puede pensar en un país próspero. “Somos testigos” de un cambio de pensamiento del sector patronal frente a la responsabilidad con sus empleados. Ellos no “tenían” forma de aumentar la aportación. El sector privado “ofreció” llevar a cabo el aumento, pidiendo al gobierno que fuera gradual y con un periodo de gracia de dos años.
Noriega aguarda que en 20 años la gran “mayoría” de los trabajadores rebase el monto de la pensión mínima garantizada, la cual “también” se aumentará. De aquí a 15 años es muy probable que el ahorro acumulado en las Afore pueda representar entre 35 y 40 por ciento del PIB. Y eso significará, aclara, que el sistema de pensiones también se constituya en un instrumento muy “poderoso” para promover la inversión productiva y por lo tanto, el desarrollo y crecimiento de la nación. Si ahora las Afore son el segundo inversionista institucional más importante, “espero” –apunta Noriega– que sea el primero.
La iniciativa lo que hace, insiste Noriega, es experimentar en cabeza ajena y reconocer las fuentes de inconformidad que se presentaron en otros países para tomarlas en cuenta. Y atender este problema antes de que se constituya en una “crisis”. En Chile, la aportación era de 10 por ciento y se aumentó a 15 por ciento, pero dos puntos son para el fondo solidario.
En México estamos pasando de 6.5 a 15 por ciento, es decir, estamos ahorrando “más” que en Chile. Y eso nos augura una mejor pensión. Lo que se debe destacar es que vamos a lograr un sistema de pensiones que corresponda a las condiciones de nuestro mercado laboral.
Todas las propuestas que ha hecho el sector empresarial, reitera, son “a favor” del trabajador. Hay algunas que requieren un análisis más profundo. El esquema de afiliación automática necesita no sólo del consenso del sector patronal, sino también debemos ver si el sector obrero apoya la medida. Y de ser así veo muy atractivo poder hacerlo. En el caso de los trabajadores independientes, hay que recordar que “ya existe” la incorporación voluntaria al régimen obligatorio del IMSS. Es decir, cualquier ciudadano se puede afiliar al instituto y hacer las aportaciones que se requieren para la seguridad social en salud, vivienda y otras. Además, para el ahorro pensionario, se puede abrir una cuenta de Afore y hacer aportaciones “voluntarias” ( El Economista, 3/8/20).
Lamentablemente, el decreto AMLO del 16 de diciembre 2020 sólo patea el bote para el final del próximo sexenio: 2024-2030 y apenas pospone temporalmente la explosión del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). acuerdo, iniciativa y decreto que, en patente conflicto de intereses, Noriega Curtis activó –en plena 4T– diseñando una efímera bocanada de oxígeno que tendrá muy corta duración y con crecientes costos para el Estado, sin mover un milímetro la aguja de las pensiones. La alerta roja sigue encendida.
El 28 de diciembre de 2020 Noriega Curtis renunció al cargo en Hacienda que nunca debió haber tenido en la 4T y su autoproclamada “Economía Moral”. Muy tarde. El daño está hecho. Sigue corregir de raíz los 10 años que le obsequió a un SAR sin salida estructural para mejorar el pago de pensiones en México.