El comienzo de este año ha estado marcado por nuevos incendios provocados en el Bosque Nixticuil, en el área natural de Zapopan, Jalisco, y por el hostigamiento a los defensores ecologistas. La complicidad del presidente municipal, Juan Pablo Lemus, con las inmobiliarias que construyen o pretenden erigir diversos fraccionamientos, pone en peligro no sólo la fauna y la flora del bosque, sino la integridad de los defensores de la naturaleza.
Tan sólo en la primera semana de enero, el Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil registró y denunció tres incendios alrededor del terreno en el que se pretende construir el fraccionamiento Verde Serena. Los integrantes del colectivo nuevamente se apersonaron para sofocar el fuego y responsabilizaron a empresas y gobiernos de provocarlo “para cambiar el uso de suelo” y continuar con depredación de la zona forestal.
El comité, que desde hace más de tres lustros se dedica al cuidado y restauración del bosque, combatiendo los incendios forestales para detener la urbanización, señaló que recientemente se han afectado más de 3 mil 500 metros cuadrados, derribando un centenar de pinos y encinos.
Cuando los defensores acudieron a apagar el segundo incendio en las partes altas del área natural, dos sujetos bloquearon el camino de su vehículo, situación inadmisible por la que tendrá que responder la autoridad municipal y estatal, pues el bosque y quienes lo cuidan deberían ser intocables.
Frenar los permisos para la construcción de nuevos fraccionamientos es lo que corresponde, pero las empresas inmobiliarias que provocan los incendios gozan de total impunidad.
El Nixticuil es uno de los dos últimos bosques originarios que quedan en la zona metropolitana de Guadalajara, se extiende por más de mil 800 hectáreas de los cerros del Nixticuil y la Sierra de San Esteban, provee agua a comunidades rurales y urbanas, y alimenta al Río Blanco, que riega las últimas zonas agrícolas de Zapopan, municipio que, antes de que lo transformaran empresas y gobiernos, fue el primer productor de maíz del estado.
Resguardar lo que queda no es tarea fácil. Defender al bosque y a sus protectores es urgente.