Xalapa, Ver., Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron ayer que es prehispánica la escultura femenina de casi dos metros de altura que habitantes de la comunidad de Hidalgo Amajac, Veracruz, descubrieron el primero de enero de este 2021.
Por sus rasgos, el monolito se vincula con la cultura huasteca, aunque se aprecian rasgos del centro de México, y su antigüedad podría corresponder al periodo posclásico tardío (1450-1521 dC).
En un comunicado, el INAH detalló que tras una inspección realizada por expertos el pasado lunes 4 de enero se ratificó no sólo que la pieza es prehispánica, sino que es la primera de su tipo localizada en la cuenca del río Tuxpan, en el sur de la huasteca veracruzana.
Autoridades de la Secretaría de Cultura federal, del INAH y municipales dijeron que se trata de “un hallazgo impresionante”.
Según la investigadora del Centro INAH Veracruz, la arqueóloga María Eugenia Maldonado Vite, encargada de la inspección en campo, la pieza representa a una joven mujer de élite, “posiblemente gobernante, por su postura y atavíos, más que a una deidad, como se han interpretado casi todas las esculturas huastecas femeninas, las cuales se vinculan con la diosa Tlazoltéotl”.
La especialista detalló que la figura está elaborada en roca caliza y mide 60 centímetros en su parte más ancha y alrededor de 25 centímetros de grosor. Su buen estado de conservación permite observar sus rasgos, así como su espiga, elemento que permitía contemplarla erguida.
Luce un rostro pequeño, ojos abiertos y huecos, añadió, “los cuales debieron estar rellenos con incrustaciones de obsidiana u otra piedra”, con un tocado alto, un collar al centro del cual se distingue un adorno en forma de gota, conocido como oyohualli, un torso ataviado con una camisa de mangas largas y una larga falda que llega a los tobillos y revela el par de pies desnudos.
En el boletín del INAH se explica que dada su ubicación geográfica, entre los sitios arqueológicos de Tochpan (Tuxpan) y Castillo de Teayo, la pieza está ligada a la tradición escultórica y a la cultura huasteca, aunque presenta ciertos rasgos del centro de México, cuando en la región se hizo notoria la influencia de la Triple Alianza, lo que la colocaría temporalmente hacia el Posclásico Tardío (1450-1521 dC).
Durante la inspección, narra el INAH, Maldonado notó que la pieza estaba dentro de un sitio arqueológico hasta ahora desconocido pero extenso. En ese lugar no se han reconocido estructuras monumentales cercanas, sino más bien bajas, probablemente habitacionales, por lo que una probabilidad es que la talla, que se encontraba boca abajo, causó que pareciera una piedra a los ojos de los pobladores, y fuera movida de su lugar original y llevada hasta allí, incluso, desde tiempos prehispánicos.
El estilo del monolito, nombrado ya “la joven de Hidalgo Amajac”, es similar a representaciones de diosas huastecas de la tierra y la fertilidad, “pero con una influencia externa, posiblemente nahua, como se aprecia en el hueco de los ojos para incrustaciones, rasgo que no pertenece a la escultura huasteca clásica, sino más bien a la mexica. Además, el paño que presentan las mujeres huastecas frente a la falda es siempre liso, y en ésta existe un adorno de nudos y listones”, puntualizó Maldonado Vite.
Ejemplo de fusión de diosas
La investigadora del Centro INAH Veracruz dijo que faltan análisis sobre esta destacada pieza, así como del sitio arqueológico donde fue hallada.
Los estudios, cuyos pormenores deberán ser definidos en diálogo entre el INAH, el ayuntamiento de Álamo, Veracruz, y la comunidad, permitirán indagar, mediante recorridos en superficie, la extensión del sitio, su temporalidad y filiación cultural, entre otras características.
Por el momento, la escultura de la joven de Hidalgo Amajac permanece bajo resguardo de los propietarios del terreno citrícola en el cual fue descubierta, quienes dialogarán con el INAH y las partes interesadas para definir su emplazamiento futuro.
El hallazgo, concluye la arqueóloga, no sólo arroja luces sobre la existencia de la tradición escultórica en la región, sino que es ejemplo “de una fusión tardía de las diosas Teem con representaciones de mujeres de alto estatus social o político, las cuales se han malinterpretado como Tlazoltéotl, pero que se distinguen de ésta al no portar nariguera, boca con chapopote, ni tener husos con borlas de algodón, a la par que reitera la importancia de las mujeres en la estructura política huasteca”.