Pieces of a Woman comienza con una tragedia. Martha (Vanessa Kirby) espera su primer hijo con su pareja Sean (Shia LaBeouf). Durante pocos minutos los vemos en las últimas etapas de preparación para la vida con un bebé. Ella se despide de los compañeros de trabajo y empaca sus cosas; su madre firma los papeles para una minivan, y ambos cuelgan las fotos finales de un cuarto de bebé hermoso y bien abastecido de colores neutrales.
De pronto, Martha está en trabajo de parto y por casi 30 minutos la audiencia ve en primera fila la representación más realista y gráfica de un parto casero que se haya hecho en el cine. Es un parto difícil –Martha está casi ebria de dolor– y la situación se vuelve más estresante cuando la matrona no está disponible y envía a un remplazo. La situación termina en muerte.
Es un comienzo brutal y sobrecogedor para una película comprometida en contar la horrible verdad sobre una pérdida tan devastadora que es casi tabú, pero la anterior es sólo una de muchas escenas profundamente incómodas. Igual que Martha y Sean, uno se siente paralizado y agotado tras los sucesos del comienzo y sin más opción que continuar este viaje emocionalmente desgarrador y visceral.
Martha intenta seguir adelante con su vida, pero constantemente recuerda lo que pasó, ya sea viendo niños jugando, cuando encuentra a la amiga de su madre en el mercado o atraviesa todos los cambios físicos posparto. También navega por el dolor de su propia familia, peleas por entierros y epitafios, así como una batalla legal contra la matrona sustituta (Molly Parker), que afortunadamente queda relegada a un segundo plano.
Kirby, la actriz inglesa que interpretó a la princesa Margarita en las primeras temporadas de The Crown, hace de Martha no una flor que se marchita, sino una especie de robot duro y determinado que alterna entre estar totalmente desconectada y agresivamente furiosa.
Si la incomodidad visceral se siente más auténtica de lo usual, es porque la historia es personal para el director y su pareja. Kata Wéber escribió el guion basada en su propia experiencia al perder un hijo en gestación con el director Kornél Mundruczó. Pieces of a Woman visita lugares que muchas películas no se atreverían. La primera media hora probablemente es la que recibe más atención, pero hay otras escenas sorprendentes de dolor y enojo que hay que ver para creer, incluida una pelea hacia el final entre Martha y su madre, quien es interpretada por Ellen Burstyn.
Fuera de los momentos reveladores, sin embargo, la cinta pierde algo de fuerza a medida que avanza. La atención recae demasiado en Sean, un trabajador de construcción cuya relación con Martha, una profesional educada de una familia rica, no tiene mucho sentido. Su descenso es una suma de clichés y distractores de la historia peculiar de Martha. También hay un momento de agresión sexual con Martha que resulta aún más difícil de ver ante las recientes acusaciones de abuso contra LaBeouf.
Pero eso no resta al logro de Kirby. Su actuación es inolvidablemente vulnerable y merece atención y consideración en esta temporada de premios. Lo mismo se puede decir de Burstyn en el difícil papel de reparto que domina.
La cinta no es apta para todos, pero es importante porque ayuda a avanzar en la conversación sobre abortos espontáneos, un trauma que las parejas –especialmente las mujeres– han tenido que llevar en silencio demasiado tiempo. El final tampoco es satisfactorio, pero ese es probablemente el objetivo. No suele haber un final así para una pérdida trágica, sólo supervivencia.
Pieces of a Woman es un estreno de Netflix. Duración: 126 minutos.