Las colonias Nápoles y ampliación Nápoles se han convertido a algo parecido a una zona minada debido a la sustitución del pavimento por concreto hidráulico, el cual tiene el propósito de convertirlas en un polígono modelo.
Desde el 23 de noviembre, vecinos, comerciantes, prestadores de servicio, trabajadores y visitantes han tenido que soportar el ruido de las máquinas que rompen el asfalto, sacar la tierra y retirar los escombros generados en los frentes de obra en las calles Nebraska y Louisiana.
Los montones de tierra y cascajo los juntan en el arroyo vehicular, lo que ha impedido a mucha gente sacar sus automóviles, lo que ha alterado su vida, “aun cuando estamos en semáforo rojo por la emergencia sanitaria; otros no han podido entrar y deben estacionarse en calles adyacentes”, comentaron algunos entrevistados.
Señalaron que la entrega de tarjetones por parte de la alcaldía Benito Juárez para que la empresa administradora de parquímetros Copemsa “no cobre y evitar nos pongan la araña ha sido bueno, pero no vemos el fin de las obras”.
El próximo lunes iniciará la intervención en un primer tramo, de la calle Nueva York a Georgia, luego hasta Arkansas y la última hacia Río Becerra, lo que suma un total de mil 251 metros y que implicará “soportar tres meses de ruido, tierra y sortear banquetas abiertas por el cambio de la infraestructura de agua potable”.
La gente de Participación Ciudadana ha acudido a algunos de los domicilios a levantar un censo para la entrega de los tarjetones exclusivamente a residentes que podrán utilizar en las calles Kansas, Milwaukee e Indiana, “pero lo mejor sería que pudiéramos entrar y salir de nuestras casa sin problema”, dijeron los quejosos.
Agregaron que a los negocios les pegará más porque trabajan a medias y en los de comida sólo con servicio para llevar por el Covid-19; “ahora con las obras la gente no acudirá por las máquinas, la tierra y el ruido que harán”.
Dos empleados de la zona, quienes se identificaron como José Luis y Mario, estimaron que más establecimientos cerrarán “porque la gente no se va aventar a venir y empanizarse con toda la tierra que sacan los trabajadores o andar brincando los hoyos que han dejado, como en Nebraska, y porque estamos en una zona fifí ni quién nos ayude”.
Omar García, ex coordinador del comité ciudadano de la colonia Nápoles, reconoció que como toda obra esta genera molestias y rechazo, pero en unos meses se verán sus beneficios, como contar con un arroyo de circulación sin baches que no afecten los autos y una mejor iluminación.
Recordó que algunas vialidades han sido intervenidas como Pensilvania, pero no se había levantado el asfalto hasta ahora, lo cual mejora la calidad de vida de la gente y la plusvalía de la zona donde se construyen varios desarrollos inmobiliarios y se han instalado en años recientes hoteles, suites, distribuidoras de automóviles de alta gama y restaurantes.
Ayer, brigadas de trabajadores levantaban el pavimento, retiraban la tierra, colaban el concreto hidráulico o rallaban el piso en Nebraska y Louisiana, al igual que en las zonas delimitadas con plásticos de color naranja, donde la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) invertirá 100 millones de pesos.
Las empresas Grupo Lerma e ICA son las encargadas, mientras, la alcaldía se responsabilizó de gestionar el cambio de la tubería de agua potable con Sacmex, colocará nueva iluminación y solicitó la presencia de policías para garantizar la seguridad de los habitantes.
Se prevé que las obras concluyan el 30 de marzo y la zona pase a ser un polígono modelo por la colaboración interinstitucional, señalaron autoridades.