“Hay momentos en que me pregunto si vale la pena lo que estoy haciendo. Simplemente la gente no entiende, y peor aún, existe todavía quien cree que el Covid-19 no existe, y luego ves a las personas afuera, como si nada, con las calles llenas y tu cabeza es un caos, te preguntas ‘¿y por esto dejé de abrazar a mis hijos?’”, afirma una enfermera de terapia intensiva del Hospital General de México, quien solicitó el anonimato.
A ello se suma la carga laboral. “En mi piso”, indica otra enfermera del Hospital Juárez de México, “dos compañeras atendemos a seis pacientes graves, cuatro de ellos intubados, y ves la desesperación de las familias por encontrar una cama, te preguntan y qué les dices, que como se desocupan, se llenan. Es triste saber que pudimos evitar esto si se hubiera comunicado claramente que eran medidas básicas, pero vitales, como usar correctamente el cubrebocas y no salir de casa”.
A unas horas de la conmemoración el 6 de enero del Día de la Enfermera, fecha que se prevé celebrar de forma oficial hasta el 12 de mayo, las trabajadoras de la salud señalaron que en estos 10 meses de estar en primera línea de batalla “no sólo acumulamos un desgaste físico y mental, también económico, porque seguimos comprando por nuestra cuenta equipo básico, como oxímetros, baumanómetros y termómetros, porque los que hay en el hospital o se descompusieron o hay tres equipos para un piso Covid”.
En entrevista, comentan que los decesos “no sólo le pesan a las familias. En el hospital recientemente falleció un compañero camillero, me dolió la noticia, porque la gente no sabe qué es ver morir a un compañero que, pese al esfuerzo de él y de nosotras, no la libró.
“Enfrentamos condiciones muy difíciles, por eso te desmoraliza ver tanta gente en la calle y que no se cuida. Acabas bloqueando la mente para no sentir, para no pensar, porque la enfermedad la sufren ellos como pacientes, pero nosotras también, porque llegan con desesperación, te dicen: ‘no puedo respirar, no me dejes morir, me estoy ahogando’. Haces todo lo que puedes, pero no siempre salen adelante.
“Muchas veces”, agrega una de ellas, “las personas olvidan que también nos duele, nos dicen: ‘para eso les pagan’, pero no, nunca nos dijeron que íbamos a enfrentar una pandemia como ésta, ver cómo se llenan las camas, cómo se vacían y se vuelven a llenar con gente que se está ahogando, que te pide que no la dejes morir. Es una situación muy cruda”.
“Tengo compañeras”, añade la otra enfermera, “que me han dicho que cuando tienen dos pacientes juntos y uno fallece, sacan al vivo y lo llevan a otra área para que no se espante, porque hay mucho miedo. Vivimos situaciones caóticas que a veces te hacen pensar si es verdad, si no será un sueño o una pesadilla, pero no, es real, aunque aún haya quienes crean que el Covid-19 es una mentira”.