Ayer, durante su conferencia mañanera de prensa, el presidente López Obrador abordó el tema de la censura en redes sociodigitales, con el caso Donald Trump como candente pero no única referencia. Más allá del caso del desquiciado multimillonario estadunidense todavía refugiado en la Casa Blanca, el político tabasqueño convocó a un necesario debate sobre el papel de esas trasnacionales de la comunicación ya tan abiertamente poderosas y peligrosas.
Lo hizo en términos aún técnicamente bamboleantes, más bien ideológicamente discursivos, pues el tema fluctúa entre los límites estrictos del derecho privado y el público, ya establecidos los primeros en contratos individuales que cada usuario acepta al incorporarse a servicios de redes sociodigitales (YouTube, Facebook, Twitter, por citar ejemplos relevantes) y los segundos, los correspondientes al interés público de esos ejercicios mediáticos, aún pendientes de regulación eficaz.
Lo sucedido con Trump en horas de abierta negación a que usara ciertos servicios privados de comunicación por Internet es sólo una muestra de la batalla que segundo a segundo se libra en esas redes sociodigitales, durante un tiempo tan ensalzadas por haber constituido una plataforma inicialmente muy dúctil para información y análisis antes disponibles sólo a través de medios convencionales de comunicación.
Hoy, títulos y contenidos de información y análisis serios son revisados, contenidos y castigados en esas redes por censores que cuidan que ciertos temas y palabras delicadas, a su juicio, no contraríen los gustos o intereses de sus anunciantes. Pueden correr por esas vías de alta velocidad productos obscenos (abiertamente, material abominable del crimen organizado, o de abusos e incitaciones de orden sexual), pero aquello que implica posicionamientos o denuncias de índole política e ideológica está bajo una inspección manual o automática que puede implicar el retiro de monetizaciones (forma mercantil de financiamiento, usual en esos programas) a quienes infrinjan las discrecionales políticas de las empresas e incluso el retiro inapelable del servicio a los supuestos infractores.
El suprapoder transnacional de los grandes controladores de la comunicación internética es ya un problema político de índole global, con ejemplos claros (Cambridge Analytica, uno de ellos) de intrusiones alteradoras en procesos electorales.
En México, las redes sociales a las que López Obrador suele llamar “benditas”, y el disparejo ejercicio de difusión, propaganda y periodismo “alternativo” que se ha potenciado a través de YouTube, sobre todo, están también en peligro, en un año electoral en que medios tradicionales, empresas y personeros de la clase política desplazada por el obradorismo tienen control de instancias nacionales decisorias de esas redes.
Astillas
De Zipolite a Buenos Aires: como una confirmación de su viabilidad viajera, el subsecretario en jefe de la estrategia pandémica, Hugo López-Gatell, fue enviado a Argentina para verificar temas de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, que se producirá en esa nación sudamericana y se envasará acá, y también lo relacionado con la rusa Sputnik V, que entre polémicas es la única que se aplica en estos momentos en Argentina. Marcelo Ebrard envió un acompañante supervisor, el director general de Organismos y Mecanismos Regionales Americanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Efraín Guadarrama Pérez… La Comisión de Honestidad y Justicia de Morena decidió investigar de oficio las acusaciones contra el senador con licencia y aparente candidato a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, por acusaciones de actos de violencia sexual, según tuiteó ayer la secretaria general de ese partido, Citlalli Hernández… Y, mientras arranca la discusión sobre los órganos constitucionales autónomos y la intención andresina de reducciones o desapariciones, con Telecomunicaciones e Inai ya mencionados, ¡hasta el próximo lunes!
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