Tres niñas mexicanas viajan a Alemania en el inicio de la Segunda Guerra Mundial: Anita, acompañada por sus dos hermanas menores, Martha e Irene, una de las cuales es apresada por la ex Unión Soviética acusada de espía. Esa es la historia que narra la periodista Verónica Ortiz Lawrenz en su novela más reciente, Una decisión equivocada, publicada por Lectorum.
“Como dijo José Luis Borges: la genealogía es la madre de la literatura, y estoy convencida de que es cierto, uno siempre cuenta, de una u otra manera, su propia historia; escribí lo que vivieron mi tía Anita y sus hermanas, Irene y Martha, mi madre, quienes sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra”, explica la autora en entrevista con La Jornada.
“La fuerza para escribir este libro fue Anita y todas las mujeres que viven injusticias y son encarceladas; no es sólo una historia familiar: intento trascender en temas universales como la guerra, el machismo. Se conoce poco acerca de las mujeres en conflictos bélicos, en los cuales las mexicanas han tenido una fuerza impresionante”, comparte Ortiz Lawrenz.
La dificultad de realizar una novela familiar e histórica, fue demasiada, por lo que tuvo que tomar distancia para ser más objetiva.
“No escribí la novela para incomodar o para caer bien a alguien, sino para contar una historia. Mi compromiso es entregar al lector un texto periodístico y literario.
“Busqué contextualizar la historia con base en los relatos de mi tía, mi madre y una investigación de más de 11 años. Nombro a personalidades de la política mexicana que ayudaron a mi abuelo a traer de vuelta al país a Anita; en el periodo de posguerra muestro un poco la relación de nuestro país con los rusos”, señala la autora.
La mexicana Anita Lawrenz Tirado fue encarcelada por 12 años acusada de espía por la ex Unión Soviética. Estuvo presa en las perores instalaciones con mujeres de distintas nacionalidades; es una historia de la cual se sabe poco, ya que no hay documentos, porque fueron destruidos.
“Uno de los obstáculos para recabar la información fue la familia. Mi abuelo no la facilitó, ya que antes de morir quemó todo: documentos, fotos, cartas.
“Viajé a Alemania para buscar información y me encontré con que la única sobreviviente de las tías no quería verme. Gracias a uno de sus hijos fue que conseguí documentos.
“También mi madre me brindó información. Anita, quien por supuesto contaba su historia, siempre quiso que se supiera lo que vivió, las injusticias de seres humanos de distintas nacionalidades y religiones que estaban con ella en los campos de concentración rusos, antes utilizados por los nazis.
“Traté de no enjuiciar, pero creo que hay una serie de decisiones equivocadas que tomaron los protagonistas de esa historia; pienso que las elecciones que hacemos, buenas o malas, tienen consecuencias”, finaliza Verónica Ortiz.
Una decisión equivocada ya se encuentra en las librerías del Fondo de Cultura Económica (FCE) y Educal. También se puede pedir el ejemplar físico a través de la página de Internet del FCE.