Aun cuando se cumpliera con el calendario gubernamental de la campaña de vacunación contra el Covid-19, es necesario, entre otras cosas, aplicar una estrategia específica en regiones con alta densidad de población, para poder aislar a los individuos que siendo asintomáticos esparcen la enfermedad sin saberlo, señaló un grupo multidisciplinario de expertos en biomedicina y matemáticas.
Bajo un modelo matemático, nutrido con información oficial, estiman que de no cumplirse los planes o no seguir con las medidas sanitarias, el distanciamiento social y efectuando pruebas PCR, aún durante todo el tiempo que lleva la campaña de vacunación podría registrarse un brote en menos de un año, similar al presente, en caso de no contemplar una vacuna masiva en las regiones de alta densidad poblacional.
Difícil panorama
Encabezado por Rafael Ángel Barrio Paredes y Govezensky, investigadores de los institutos de Física y de Investigaciones Biomédicas, el estudio concluye que la pandemia no podrá ser superada solamente con la vacunación.
“El corolario es que se tienen que tomar en cuenta muchos factores y estudiar claramente la situación local de cada país, usando una combinación de estrategias que impidan en forma eficiente la propagación del virus. En particular, es muy importante hacer pruebas PCR al azar en regiones con alta densidad de población para aislar a los individuos que siendo asintomáticos esparcen la enfermedad sin saberlo”, dice el estudio publicado este jueves por el Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados.
De acuerdo con las variables que presenta el modelo matemático, la diferencia sustancial está en la aplicación de la vacuna en las zonas más densamente pobladas, junto con la aplicación de las medidas sanitarias ya conocidas. De ser así, “se estaría vacunando a personas que pueden contagiar a más individuos. Lo que observamos es que la estrategia de poner un filtro de densidad de población al vacunar es bastante efectiva. Después del rebrote del segundo año la pandemia prácticamente desaparece”, concluye el estudio, financiado por la UNAM, en alianza con la Universidad de California y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.