Nueva York. El “día de la infamia” que manchará la historia y la imagen de uno de los países más vanidosos del mundo dejó temblando a la cúpula política nacional luego que el Capitolio con el elenco completo de legisladores federales de la nación y el vicepresidente adentro, fue tomado por asalto por fuerzas ultraderechistas instigadas por Donald Trump en un intento de golpe fracasado, y un día después aún hay incredulidad, furia, susto y alarma sobre si la república sigue en peligro no por algún enemigo externo sino por su propio presidente y sus aliados.
En las últimas 24 horas se han intensificado los llamados por la destitución del presidente, altos funcionarios de su gobierno están renunciado, y hay preocupación dentro de la Casa Blanca por cómo controlar a un mandatario considerado “inestable” durante los últimos 12 días que le quedan como jefe ejecutivo de esta democracia.
El propio presidente, ante la reacción de la cúpula política y económica del país, se vio obligado este jueves a reconocer por primera vez que habrá un nuevo gobierno a partir del 20 de enero.
El líder de la bancada demócrata del Senado, Charles Schumer, calificó lo ocurrido el miércoles “una insurrección contra Estados Unidos instigada por el presidente” y junto con la presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, se sumaron al coro de políticos -entre ellos algunos republicanos-, líderes empresariales y ex funcionarios que exigen se invoque la 25 Enmienda de la Constitución para destituir al presidente.
Bajo ese mecanismo, el vicepresidente y una mayoría del gabinete puede destituir al presidente al declarar que está incapacitado o no es apto para ejercer sus deberes oficiales; desde el miércoles circulaban versiones de que altos funcionarios estaban ya contemplando esta opción de manera informal.
Pelosi afirmó que Trump “es una persona muy peligrosa que no debería permanecer en su puesto” y que “esto es una emergencia de máxima magnitud”. Agregó que si el vicepresidente no actúa, “el congreso se está preparando para proceder con el impeachment” [Trump fue impeached hace un año]
El Wall Street Journal, cuya línea editorial y sus dueños (Rupert Murdoch e hijos, quienes también controlan Fox News) eran facilitadores y promotores del presidente, publicó hoy un editorial exigiendo la renuncia de Trump tras condenarlo por “un asalto sobre el proceso constitucional de traslado de poder después de una elección”.
Más de 100 organizaciones civiles -sindicatos nacionales, de derechos civiles y de protección de derechos políticos entre otros- calificaron los eventos instigados por Trump como “traición” y demandaron su destitución a través de la Enmienda 25 como también la de los legisladores que lo ayudaron a fomentar estos actos.
El ex jefe del gabinete de Trump, John Kelly, se ha sumado al llamado por la destitución del presidente por la 25 Enmienda. Su recién renunciado procurador general William Barr hoy declaró que la conducta de su ex jefe fue “una traición” a su puesto y a sus bases.
Mientras tanto, continuaron las renuncias de varios altos funcionarios y servidores del gobierno de Trump supuestamente por lo ocurrido ayer, incluyendo la secretaria de Transporte Elaine Chao -quien es la esposa del líder de la mayoría republicana en el Senado Mitch McConnell- y la ultraconservadora secretaria de Educación Betsy DeVos, como también el subasesor de Seguridad Nacional Matt Pottinger y por lo menos cinco funcionarios más.
Esa lista se ampliará. aunque este éxodo fue calificado por críticos como las ratas abandonando el barco al hundirse ya que mucha de este gente no había mostrado sus principios antes frente a tantas violaciones éticas y actos corruptos de su jefe a lo largo de los últimos cuatro años.
Pero algunos integrantes del gabinete y legisladores republicanos están tratando de convencer a algunos altos funcionarios de la Casa Blanca a permanecer en sus puestos a fin de proteger la seguridad nacional del país y el proceso de transición frente al peligro de un presidente “desquiciado” e “perturbado”. Más aún algunos de estos funcionarios de seguridad nacional están preparados para resistir órdenes ilegales o peligrosas del presidente en sus últimos días, reveló Axios.
Ante toda esta presión, Trump emitió un video esta noche en donde por primera vez pareció reconocer que su fin está por llegar. Declaró que “una nueva administración” será juramentada el 20 de enero, aunque rehusó mencionar el nombre de su sucesor Joe Biden, y que con el Congreso certificando el resultado -algo que intentó descarrilar- él ahora facilitará una “transición fluida”.
Buscó justificar su comportamiento ante el asalto del miércoles -mintiendo que ordenó el despliegue inmediato de la Guardia Nacional- y abandonó a la turba que ayer asaltó el Capitolio en su nombre y a quienes les había enviado un mensaje al fracasar el golpe declarado que “los queremos mucho”. En su mensaje de hoy, denunció la violencia de éstos, dijo que los responsables “no representan a nuestro país”, y que tendrán que enfrentar la justicia.
“Insurrectos”, “terroristas domésticos”, “golpistas” y otras etiquetas fueron aplicadas a las hordas trumpistas que obligaron a huir y esconderse a casi todos los 535 legisladores federales del país y al vicepresidente Mike Pence. Hoy circularon más relatos del temor y desorden que imperó por varias horas en el que es uno de los edificios más simbólicos del superpoder, y supuestamente una de las instalaciones más seguras del país. “Pensé que tendríamos que combatir para salir de ahí”, recordó el diputado y veterano militar de fuerzas especiales Jason Crow. Señaló que no se había sentido así desde que estuvo la guerra en Irak.
La gran interrogante fue qué paso con la seguridad de uno de los edificios supuestamente más protegidos del país, sobre todo después de las nuevas medidas implementadas desde el 11 de septiembre. El asalto al Capitolio estaba anunciado desde hace semanas en las redes sociales de ultraderechistas y fanáticos de Trump donde abiertamente se hablaba de llegar armados y preparados para la violencia.
En sus comentarios, fueron explícitos en que estaban dispuestos a confrontar a las autoridades. “Si esto no cambia, entonces abogo por la revolución y apegarnos a las reglas de guerra… yo digo, tomamos el cerro (donde está el Capitolio) o morir intentando”, declaró uno, reportó ProPublica al evaluar el fracaso “espectacular” de preparación de las fuerzas de seguridad federales y locales.
Desde hace tiempo, el FBI desde había declarado que las agrupaciones supremacistas blancas representaban una de las mayores amenazas a la seguridad pública de Estados Unidos, y se supone que estaban monitoreando estas comunicaciones.
Veteranos de manifestaciones y marchas en Washington recuerdan los despliegues masivos de fuerzas de seguridad alrededor del Capitolio, tan recientemente como hace unos meses durante las protestas de Black Lives Matter. De hecho, eso ha llevado a muchos activistas e incluso al propio presidente electo Biden a preguntar por las diferencias en cómo las fuerzas de seguridad se prepararon y actuaron entre estos manifestantes en su gran mayoría blancos y derechistas comparado con expresiones de protesta por minorías o coaliciones progresistas.
El jefe de la policía del Capitolio anunció hoy que renunciará a mediados de mes, y los respectivos encargados de seguridad de cada cámara fueron obligados a hacer lo mismo mientras se inició una investigación sobre cómo fallaron las medidas de seguridad en el Capitolio.
Mientras tanto, el fiscal federal de Washington Michael Sherwin indicó que se investigará a todos los responsables de las acciones del miércoles, las cuales podrían resultar en cargos de “sedición” entre otros, y no descartó que Trump y algunos de sus socios podrían estar entre los investigados.
Por su parte, el FBI difundió un comunicado solicitando información y video de ciudadanos para “identificar a individuos instigando violencia” en Washington el 6 de enero. La diputada federal demócrata Karen Bass de California respondió por tuit: “ya identifiqué a uno” e incluyó una foto de Trump frente al mitin de sus fanáticos que poco después asaltaron al Capitolio.
Mientras tanto, como ha sido su modus operandi toda su vida, Trump está buscando cómo evitar asumir responsabilidades por el desastre que ha desatado y salir impune una vez más. Se reporta que Trump está contemplando otorgarse un autoindulto presidencial antes del fin de su mandato en 12 días.