El centenario natal de la grabadora, pintora y acuarelista Celia Calderón Olvera (Guanajuato, 1921-Ciudad de México, 1969), integrante del Taller de Gráfica Popular (TGP) y del Salón de la Plástica Mexicana (SPM), se conmemora el 10 de febrero de 2021.
Su obra se caracteriza por representaciones de personajes populares mexicanos, en especial figuras y rostros femeninos. La mujer, la maternidad y la feminidad son temas centrales en su trabajo, en escenarios rurales y de la vida cotidiana. “Su pintura muestra la voluntad de pintar y pintar bien”, sostuvo el crítico de arte Justino Fernández.
No abunda su obra en las colecciones públicas. El Museo Nacional de la Estampa (Munae) posee seis piezas de su autoría: cuatro aguatintas, un grabado en linóleo y un aguafuerte. “Seguramente le haremos un pequeño homenaje. Una exposición de gabinete; podríamos hacerla virtual también. La tendremos que planear”, expresa Emilio Payán, director del Munae.
El SPM tiene una obra de Calderón: Mujer chamula (1962), acrílico sobre masonite, actualmente exhibida como parte de Mujeres de los pueblos originarios, exposición que se puede ver en forma virtual. El SPM también planea realizar algún tipo de homenaje; sin embargo, aún no hay fecha, detalla su directora, Cecilia Santacruz.
El Museo Blaisten exhibe en su página web 17 obras de la artista, entre óleos, mixtas, xilografías, offset, grabado e intaglio.
Poco se sabe de los primeros años de Calderón. En 1942 ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP). Tras ganar un primer premio en dibujo, la Universidad Nacional Autónoma de México la becó para continuar su formación en la Escuela de Artes del Libro, donde aprendió grabado con Francisco Díaz de León. Cuatro años después inició su carrera de maestra en la ENAP, donde enseñó, principalmente, grabado y, en menor medida, pintura y dibujo.
También fue profesora en las escuelas dependientes del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal). Fundó, junto con otros compañeros, la Sociedad para el Impulso de las Artes Plásticas. En 1947 se le invitó a unirse a la Sociedad Mexicana de Grabadores (SMG). Fue miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana en 1949, instancia que le otorgó el Premio de Invierno en 1955. En 1950 obtuvo una beca para estudiar en la Slade School of Fine Art de Londres, financiada por el Inbal y el Instituto Británico. En ese tiempo perfeccionó su técnica de grabado en metal.
Realizó su primera exposición individual en 1951. En 1957 recibió una invitación del gobierno soviético para viajar a China y estudiar en el Centro de Artistas de Pekín, donde también exhibió su trabajo.
De 1952 a 1965 fue miembro del TGP. Leopoldo Méndez señaló la gran creatividad de la grabadora, misma que equiparó con la de Ángel Bracho y Pablo O’Higgins. Cuando en agosto de 1960 David Alfaro Siqueiros fue encarcelado tras denunciar la existencia de presos políticos en México, Alfredo Zalce, José Chávez Morado, Ignacio Aguirre, Arturo García Bustos y Calderón expresaron abiertamente su solidaridad con el muralista y se negaron a participar en la segunda bienal de grabado. En 1963, Calderón, Elizabeth Catlett y Mercedes Quevedo conformaron la primera directiva encabezada por mujeres del TGP.
Final trágico
Calderón se suicidó a las 8 de la mañana, según su acta de defunción, del 9 de octubre de 1969 en la Academia de San Carlos. El escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt (1919-1995), con quien Celia se casó en 1950 –al día siguiente de la boda la grabadora se marchó a Gran Bretaña–, recordó que ella había sido “amante de su difunto maestro de pintura Julio Castellanos (1905-1947)… quien le dejó una herida profunda y un trauma emocional tan inmenso que no se entendía a sí misma ni entendía al mundo… llevaba el recuerdo de su cadáver dentro de los pechos y entre muslo y muslo”.
El aporte de Calderón al ámbito artístico prevaleció en las generaciones de artistas que formó a lo largo de sus años de carrera, entre los que se encuentran: Octavio Bajonero, Julio Chico, Manuel Guzmán, Hersúa, Ana María Iturbe, Armando Ortega, Rodrigo Pimentel, María Silvia Tinoco y Rosita Vargas, entre otros. El escultor Hersúa, Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 en el campo de Bellas Artes, dice al respecto: “Fui su alumno y a ella le debo que me exigiera hacer las cosas bien como algo necesario en el quehacer artístico. Siempre se lo agradeceré”.