Washington. La actividad de las fábricas de Estados Unidos se aceleró a casi un máximo de dos años y medio en diciembre, a medida que la pandemia de COVID-19 sigue trasladando la demanda por servicios hacia los bienes, pero la espiral de nuevas infecciones está causando cuellos de botella en las cadenas de suministro.
El índice del ISM de la actividad de las fábricas nacionales se recuperó hasta una lectura de 60.7 el mes pasado, el nivel más alto desde agosto de 2018, tras una medición de 57.5 en noviembre. Una número sobre 50 indica una expansión de la manufactura, que representa el 11.9 por ciento de la economía de Estados Unidos.
Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado que el índice caería a 56.6 en diciembre.
El subíndice de nuevos pedidos del ISM subió a una lectura de 67,9 el mes pasado desde 65,1 en noviembre.
Es probable que la fortaleza de la industria manufacturera reportada por el Instituto de Gestión de Abastecimiento (ISM) el martes haya ayudado a suavizar el golpe a la economía en el cuarto trimestre por la implacable propagación de COVID-19 y los retrasos del gobierno en la aprobación de otro paquete de rescate para ayudar a las empresas y a los desempleados.
Pero el bloqueo de la cadena de suministro está aumentando los costos para los fabricantes. El índice de precios pagados de la encuesta saltó a 77.6 el mes pasado desde 65.4 en noviembre, lo que aumenta el riesgo de una mayor inflación este año, pese a que el alto desempleo podría limitar la presión de los precios.
Parte del sorprendente repunte del índice ISM se debió a un aumento en la medición de los plazos de entregas de los proveedores en la encuesta a 67.6 el mes pasado desde 61.7 en noviembre.
El alargamiento de los plazos de entrega de los proveedores se asocia normalmente con una economía fuerte y un aumento de la demanda de los clientes, lo que sería una contribución positiva. Pero en este caso, la lentitud también refleja una escasez de suministros relacionada con la pandemia.
El ISM dijo que el virus está “limitando el potencial de crecimiento de las manufacturas” debido al ausentismo y los cierres de corto plazo para sanear las instalaciones de las fábricas y sus proveedores.
“La industria de Estados Unidos debería de funcionar razonablemente bien este invierno (boreal) ya que las empresas necesitan reponer sus inventarios y el cambio en el gasto del consumidor de servicios a bienes ayuda a los fabricantes”, dijo Ryan Sweet, economista principal de Moody's Analytics.
La demanda de productos manufacturados ha sido fuerte ya que el resurgimiento de nuevos casos de COVID-19 ha dado lugar a nuevas restricciones comerciales en Estados Unidos, afectando en gran medida al vasto sector de servicios.
A pesar de la fuerte demanda, la producción manufacturera sigue estando alrededor de 3.8 por ciento por debajo de su nivel prepandémico, según la Reserva Federal. Esto podría persistir por un tiempo ya que la nueva ola de infecciones causa interrupciones en el trabajo y en la cadena de suministro.
Los fabricantes de alimentos se quejaron de que el virus “nos afecta más fuertemente ahora que en marzo”. Opiniones similares expresaron fabricantes de equipos de transporte, quienes dijeron que los brotes estaban limitando a los proveedores.
El informe del ISM siguió a datos del lunes que mostraron un fuerte gasto en construcción en noviembre y octubre. La fortaleza de los dos sectores apoya las predicciones de los economistas de que la economía creció a una tasa anualizada de alrededor de 5 por ciento en el cuarto trimestre, después de un ritmo récord de 33.4 por ciento en el tercer trimestre.