Ciudad de México. La industria editorial vive un escenario de supervivencia, como muchas de las artes después de un año devastador a causa de la pandemia de Covid-19, “el peor del que se tenga memoria”. La contingencia ha obligado a buscar nuevas formas de llegar al público, como migrar a Internet, con el impulso del comercio electrónico, ediciones digitales y presentaciones de libros con transmisiones a través de redes sociales.
Representantes de las editoriales Penguin Random House y Sexto Piso coinciden en que la incertidumbre y la caída de las ventas por el cierre de librerías fue una consecuencia del confinamiento que se inició en marzo, por lo que fue necesario activar nuevas medidas para encarar la emergencia.
Roberto Banchik, director del grupo editorial Penguin Random House para México y Centroamérica, considera en entrevista que 2020 fue un año difícil para la industria editorial, “sin duda el peor del que tenga memoria, y lleno de incertidumbre”.
Los primeros meses fueron terribles en las ventas debido al cierre de librerías; “inevitablemente, tuvimos que acompañar con el recorte de nuestra programación editorial. No tenía sentido sacar libros nuevos”. Cuestión que se ha ido recuperando en el caso de este grupo, con 40 sellos y 8 mil 500 autores en su catálogo.
Sin embargo, “en nuestro caso ocurrió algo muy paradójico: la demanda de libros no cayó, incluso se incrementó”. Con los canales de venta cerrados ocurrió un cambio muy rápido que en otras circunstancias habría tomado años; es decir, el incremento en el comercio electrónico. “Amazon ha jugado un papel importante, pero también las librerías tradicionales, que lograron transformarse hasta cierto punto”.
Cambios obligados por la crisis
Además se hicieron experimentos que resultaron exitosos, como publicar nuevos libros sólo en formato digital y hacer más audiolibros, algo que hace un año era inimaginable. “Buscamos adaptarnos a este nuevo mundo, que se cerró en la parte física, pero se abrió un potencial en la parte digital”.
En el caso de Sexto Piso, independiente, el editor Eduardo Rabasa coincidió en que cuando cerraron las librerías y se cancelaron las ferias de libros, los ingresos cayeron de forma estrepitosa. Para el también escritor, “como editorial ha sido el año más difícil de los 18 que lleva el proyecto”, pero considera que es un tema generalizado.
“La misma pandemia nos obligó a buscar estrategias para salir adelante”. Una de ellas fue la campaña lanzada junto con Almadía y Era, además de que fue necesario aumentar las ventas en línea, principalmente de librerías y de Amazon.
Buscamos “formas de intentar sobrevivir esperando que regresemos a lo que conocemos como normalidad, que la verdad en el caso mexicano, ya era muy precaria”. El caso de la unión de estas tres editoriales fue exitoso, no sólo en términos financieros, ya que los lectores fueron muy generosos al donar y comprar, sino también de forma simbólica. Además, para la editorial en México su lanzamiento estrella fue el libro Exhalación, con relatos de ciencia ficción de Ted Chiang, que alcanzó gran éxito de ventas desde su salida al mercado en octubre pasado.
Por su parte, la Cámara Nacional de la Industria Editorial (Caniem) informó que durante 2020, y a causa de la emergencia sanitaria, la industria de este sector en México vendió 25 millones de ejemplares menos que el año pasado. En su reporte de diciembre calculó que el año cerrará con una venta aproximada de 99 millones de libros, lo cual representa una reducción de 20 por ciento respecto de 2019. Se estima que tomará una década recuperarse de las pérdidas de este año.
Apuntó que un importante canal son las librerías, pues ahí se hace 39 por ciento de las ventas en físico. En el caso del formato digital, aún es bajo, pues representa sólo 2 por ciento del total de ventas, aunque ha mostrado crecimiento sostenido en los años recientes; en 2018 fue de 1.8 por ciento y en 2019 de 2 por ciento.
En 2020, las pequeñas librerías fueron las que más sufrieron, mientras, de forma inusitada, Gandhi vio ante sus puertas filas de ansiosos compradores por el anuncio del cierre de su primera sucursal en Miguel de Quevedo, en la Ciudad de México, pues las volverían oficinas de la cadena, otros pequeños locales cerraron de manera definitiva, como A Través del Espejo, en la colonia Roma, o El Tomo Suelto, en Coyoacán.
Voltear hacia lo virtual, un acierto
Al respecto, Claudia Bautista, presidenta de la Red de Librerías Independientes, el cierre de estos comercios no sólo representó dejar de recibir lectores, sino obligó a despedir personal. Sin embargo, aunque los ingresos disminuyeron considerablemente, en materia laboral se ha recuperado casi a 80 por ciento.
“Un gran acierto fue la apertura de nuestra librería virtual”, pues más de la mitad de los asociados a la red pudieron dar continuidad a pesar de las restricciones sanitarias y lograron captar la atención de compras por Internet.
“Nuestra tienda en línea registró un promedio de 5 mil 500 visitas mensuales, muy por encima de la audiencia regular de los locales físicos”. La gestión del sitio también ha permitido observar la recepción de contenidos desde plataformas como Facebook o Twitter, y en apenas un trimestre de campañas focalizadas, éstas ya representan 20 por ciento de ventas virtuales.
El encuentro editorial más importante en México, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, determinó cambiar el formato del encuentro y, por primera vez en su historia, lo realizó totalmente de manera digital. La feria más renombrada del mundo, la que se realiza anualmente en la ciudad alemana de Fráncfort, tomó medidas similares. La experiencia y lo incierto de la situación ante el virus auguran un futuro híbrido, donde lo digital compartirá foco con los espacios presenciales.