En el fatídico 2020, recién finiquitado, se cumplieron 10 años de la desaparición del escenario nacional, de uno de los protagonistas excepcionales de la vida mexicana durante los dos tercios finales del siglo XX y un pellizquito del actual. Sí, Carlos Monsiváis Aceves llevó a cabo su fade out definitivo el 19 de junio de 2010. Por eso, durante 12 meses, dependencias gubernamentales relacionadas con las actividades artísticas, culturales; las universidades púbicas y privadas del país y también instituciones privadas, medios escritos y electrónicos dedicaron tiempo, espacio y actividades a rememorar y exaltar la obra del Monsi. Yo, gracias a la opinión familiar (Betty y El Galán, sobre todo, fui tomado en cuenta y participé en una plática en El Estanquillo, museo que es otra de las genialidades de Monsi, y en algunos programas vía Zoom, esa mágica plataforma que puede reunir en pocos centímetros de una pantalla a infinidad de personas ubicadas, en ese momento, en las antípodas.
Pues hace ya 10 años que de estos temas platicábamos en una sobremesa familiar, cuando la conversa recayó en Monsi y su quebrantada salud. Obvio no había dos opiniones coincidentes acerca de la gravedad o pronto restablecimiento, sobre los diagnósticos, los médicos o el hospital, pero sí una total coincidencia: amábamos al monstruo. (Por supuesto, le temíamos. ¿A qué monstruo que se le respete no se le tiene miedo?). Pero lo respetábamos, lo admirábamos. Lo necesitábamos.
Pues en esos momentos se aprobó una propuesta de Mariana: vamos a hacerle llegar a su lecho, hasta su “sábana nieve de hospital invierno” (le diría Xavier Villaurrutia), testimonios que lo emocionen, lo estrujen y le den alegría en la vida que habrá de continuar para nuestro regocijo, o cesar, para nuestra dolencia y duelo. Así surgió el proyecto que hoy comienzo a dar a conocer. Carentes de equipo profesional, con unas rudimentarias grabadorcitas como las del heroico reportero del Salsipuedes News, comenzamos a realizar un modestísimo estudio sobre el conocimiento y la opinión que tuvieran los entrevistados sobre Monsiváis. El diseño de la encuesta, la elaboración del cuestionario y la selección de la muestra representativa procuraban identificarse con los modelos que nos exhiben las empre$a$ que hoy nos interpretan lo que pensamos, según los intereses de los patrocinadores. Vaya en esta entrega, apenas un piscolabis del trabajo que La columneta irá dando a conocer poco a poco:
Organillero: Señor Monsiváis, soy el organillero que pasa por aquí, por Portales. Espero que se recupere muy pronto, pues lo extrañamos, espero que esté bien.
Rafael Barajas, el Fisgón: He estado al pendiente de ti todos los días y me da mucho gusto saber que ya vas mejorando. Me pone de muy buen humor saberte mejor.
Hugo Hiriart: Carlos, anímate, todavía tienes muchos libros que leer, muchas páginas que escribir. Entre más viejo me hago con más nitidez recuerdo todo el tiempo que pasamos, todo lo que hablábamos. Te agradezco todavía tantas cosas que me enseñaste y tantas cosas a las que me abriste los ojos y me pusiste en camino con mucha generosidad.
Luis Prieto: Monsi: te me salvas y te curas. Tú eres muy correoso. Te extraño y a pesar de todo lo que nos peleamos te quiero muchísimo. Quiero que te pongas bien y nada de dramas. Siempre que oigo a tu tía me acuerdo mucho de la obispita que tanto quise.
Hermanas Huerta: Si no te curas pronto te canto, y no cualquier cosa, sino el himno nacional acompañada de Andrea y de David, quien amenaza con contarte unos chistes al pie de tu ventana. David te va a ir a recitar en el mejor estilo de los declamadores nacionales, como eres tú.
Raquel Serur: No tienes idea, te lo juro, cuánto te he extrañado, te hemos, porque Bolívar (Echeverría), también. Nos es tan importante verte, te necesitamos.
Marta Lamas: Carlos, te extraño como una demente, tú debes estar hasta la madre, hay mucha gente que te esperamos con los brazos abiertos.
Margo Glantz: sin ti, México no está completo. Regresa.
Vecinos De Portales: De corazón deseamos que se recupere pronto y échele ganas.
Pepe Woldenberg: Necesitamos tu talento, tu voz, tu sensibilidad, a los autores que has puesto a circular, a la crónica que has hecho como ninguno, y al amigo, compañero. Así que, por favor, es necesario que te levantes y vuelvas a circular.
Se acabó el primer acto. Continuaremos.
Twitter: @ortiztejeda