El año 2020 nos dejó una enseñanza: no hacer planes desbocados. En enero estábamos discutiendo si el crecimiento económico de México sería de cero, menos cero o algo más de cero. Ningún analista predijo que unas semanas más tarde comenzaría la crisis sanitaria y económica que estamos viviendo. Lo mismo puede decirse en el plano personal: quedaron truncos viajes, empleos, cursos, estrenar coche, comprar un departamento. Sin embargo, necesitamos trabajar con lo que tenemos ahora.

La crisis va a profundizar la desigualdad económica que ya era grande. Haría bien el gobierno si replanteara sus metas. Ha dado algunos pasos importantes: 1) Desde el primero de enero hay nuevos y (ligeramente) mejores salarios mínimo y profesionales, aun cuando los representantes empresariales abandonaron el acuerdo en la Comisión de los Salarios Mínimos. 2) Entró en vigor la reforma al sistema de pensiones, pero de momento sólo bajó su comisión la Afore Pensionissste al nivel que marca la nueva legislación. Es que la Consar se dejó “convencer” por las demás y este año seguirán cobrando altas comisiones, lo que costará a los trabajadores miles de millones de pesos de sus ahorros. 3) Aumentó la pensión de los adultos mayores.

Por otro lado, se atoró el proyecto de ley que prohibiría el outsourcing y ese freno costó el empleo a más de 200 mil personas, porque las compañías subcontratistas volvieron a hacer de las suyas en Navidad. En contrapartida, las fortunas de los machuchones del mundo y de México siguieron creciendo a pesar de la crisis. El resultado lo tenemos a la vista: un recrudecimiento de la desigualdad. Hará falta que el gobierno haga un replanteamiento de sus objetivos y ponga en primer lugar hacer menos profunda esa desproporcionada separación entre los mexicanos.

La vacuna mexicana

Tal vez Claudio X. González Guajardo debería pagar mejor sueldo a las personas que le escriben los tuits para evitar situaciones embarazosas. Acaba de reproducir un texto de uno de los intelectuales ardidos porque se quedaron sin chamba: “No fue un milagro tener ya una vacuna, como cree AMLO. Fue un gran logro de la ciencia, posible gracias a la colaboración entre gobierno e iniciativa privada en varios países. Milagro sería que la hubiera desarrollado el Conacyt”.

¿Pero cómo iba Conacyt a obrar el milagro si fue saqueado? Una buena parte de sus recursos se destinaban (ya no) a empresas como Bimbo, IBM, Intel, Whirlpool, Volkswagen, Monsanto, Bayer, Mabe, Femsa Logística, Honeywell y Kimberly-Clark, según ha informado la directora de la institución, María Elena Álvarez-Buylla. Un proyecto de la compañía (Kimberly-Clark) del señor padre del dirigente del grupo opositor Sí por México tuvo este objeto: “Desarrollo de ingeniería, diseño y procesos de manufactura avanzada para mejorar las etapas de apertura de la fibra, mezclado, formación de velo y tratamiento térmico, en el proceso de fabricación de materiales no tejidos, logrando la efectiva reducción en el peso base y el incremento en sus propiedades físicas de distribución y resistencia”. Obviamente, más importante que el desarrollo de vacunas.

Ombudsman socialAsunto: el sureste

Vivo en Ciudad del Carmen, Campeche, una isla muy bonita del sureste mexicano, los gobiernos priístas han cometido muchos excesos dañándola a más no poder: existe un relleno sanitario a un lado de la Laguna de Términos, y no hay control de desechos, llegan a contaminar los manglares. Se han entregado o concesionado terrenos federales en las playas, por mencionar algunos: Puerto Real, una hermosa playa pero la gente ya no tiene acceso, y Bahamitas, donde se empieza a hacer lo mismo. Las constructoras hacen obras habitacionales, dejando un espacio común de áreas verdes, que a la larga utilizan para construir locales comerciales. Tiran árboles y no vuelven a plantar. Este año ha sido muy difícil, pero aun así muchos “humanos” no han aprendido la lección.

Ma. Francisca Antúnez Solís (verificado por teléfono)

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Anoche en Vallarta. Pero no pasa nada, la comunidad del arcoíris es inmune. Sólo la gente en el Metro, en los mercados y en las cenas familiares podía contagiarse.

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