El año 2020 quedará en la memoria como uno de los más angustiantes y trágicos del México contemporáneo. En el terreno de la cultura fue particularmente doloroso no sólo por la suspensión de todas las actividades presenciales, sino por la devastadora pérdida de vidas humanas que se desempeñaban en las más diversas actividades del arte y la cultura.

En la página de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se hace un recuento, a manera de homenaje, de al menos un centenar de poetas, músicos, escritores, bailarines, pintores, cineastas, actores, tramoyistas, administrativos y en general trabajadores del sector que perdieron la vida durante este fatídico año. Cabe mencionar que muchos de estos fallecimientos ocurrieron a causa del Covid-19.

Este triste recuento empieza simbólicamente con Óscar Chávez y cierra con Armando Manzanero. Quizás haya algunas omisiones involuntarias, pero resulta muy estremecedor constatar la pérdida que ha significado para la cultura nacional cada una de estas ausencias.

Los recortes presupuestales

En contraparte, han sido muy desalentadores los recortes presupuestales que a lo largo del año pasado se anunciaron para el sector, algunos ya venían ocurriendo desde antes de la pandemia, como es el caso del Instituto Nacional de Antropología e Historia que ha visto mermado su presupuesto de manera muy significativa.

Muy cuestionado ha sido también la eliminación de los fideicomisos, en particular los dedicados a administrar recursos para la industria cinematográfica. Aun cuando se ha explicado que se seguirá apoyando al cine desde las instancias gubernamentales, no ha dejado de generar gran incertidumbre.

Pero lo que ha provocado infinidad de protestas, algunas más organizadas que otras, ha sido la ausencia de mecanismos para apoyar a los trabajadores de la cultura que a causa de la pandemia se han quedado prácticamente sin ingresos. A finales de año, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México –que está estrenando nueva titular, se trata de la joven funcionaria cultural Vanessa Bohórquez– entregó de 3 mil pesos y un despensa a poco más de 300 trabajadores del sector desempleados, lo cual no deja de ser una buena ayuda, pero se requieren de apoyos más sistematizados e incluyentes.

Mientras tanto la Secretaría de Cultura federal sigue recortando presupuestos, el más reciente ejemplo es el efectuado en contra de la Fonoteca Nacional, que ha generado ya justificadas protestas por el despido de decenas de empleados.

Esfuerzos independientes en redes sociales

La cultura sigue manifestándose en contra de las adversidades pandémicas a través de los diversos recursos que ofrecen las redes sociales. Se ha vuelto ya lo más normal escuchar conciertos o asistir a exposiciones virtuales generadas por iniciativas independientes, incluso la publicación y distribución y venta de libros por Facebook, como es el caso de la revista Generación, que ha puesto a la venta su libro conmemorativo Los Beats en Generación, a través de la página de la revista; se pueden obtener también obras de arte y escuchar lecturas de poesía.

Una de las iniciativas que han permitido a muchos artistas sobrevivir ante la pandemia es impartir cursos en línea, cobrando una cantidad económica para acceder a ellos. Por ejemplo, la pulquería Los Insurgentes ha comenzado a coordinar varios talleres que no sólo ayudarán a quienes los imparten, sino también a este espacio que está cerrado desde hace más de un mes. Los primeros talleres serán impartidos por el escritor JM Servín, el fotógrafo de Juan Carlos Ruiz y quien esto escribe.

Por su parte, el fotógrafo Jorge Panameño continúa con su iniciativa de apoyar a artistas callejeros repartiendo despensas diario mediante aportaciones de numerosos artistas plásticos (se han repartido ya más de 300). Así las cosas, en el inicio de 2021, cuyo panorama no es muy alentador, pero al menos ya llegaron las vacunas, esperemos nos toque recibirlas a tiempo.