Ante la desmovilización de los defensores del patrimonio histórico inmueble de la ciudad de Tampico, Tamaulipas, debida a la pandemia de Covid-19, ha ocurrido “una sistemática demolición de esos edificios, respaldada por grandes inmobiliarias. Un programa de exterminio arquitectónico”, señaló Ángel Hernández, director de Teatro para el Fin del Mundo (TFM).
El investigador teatral y dramaturgo dice a La Jornada que han preguntado a otros colectivos teatrales y que se han encontrado con que “en la mayor parte del país se han aplicado estos programas de demolición”.
Hernández menciona que los inmuebles históricos son “una plataforma de investigación, observación y práctica escénica” para su agrupación, además de su valor patrimonial.
TFM desarrolló el proyecto Catálogo de demoliciones, que investiga 10 edificios que fueron destruidos “aprovechando la coyuntura para confiscarlos, demolerlos o comenzar a construir”.
Ángel Hernández agrega que el documento, que se puede consultar en https://www.teatroparaelfindelmundo.com/ , reúne “lecturas que se hacen desde diferentes perspectivas, unas más antropológicas y otras más poéticas, pero son datos muy concretos de lo que había. Son lugares que estaban antes de que comenzara la pandemia y en un margen de tres meses las constructoras los echaron abajo para hacer condominios.
“Nosotros recogemos esos vestigios y tratamos de investigar un poco más allá de la memoria del lugar, así como las condiciones que se ofrecen como oficiales para la demolición.”
Cada año, refiere el director teatral, convocaban a personas de todo el mundo en un festival para trabajar en esos sitios, pero este año la situación sanitaria imposibilitó que se realizara, lo cual “frenó muchos procesos de investigación presenciales que teníamos implementados en esos espacios. Esto ha generado un daño irreversible, no sólo a nosotros como colectivo, sino al paisaje urbano, a la composición de encuentros, de comunidades de vínculos donde anteriormente no los había”.
TFM anunció que realizarán un “registro de predios demolidos en la zona para la conformación de un catálogo que será compartido con especialistas, investigadores, urbanistas y con la sociedad civil”, con la finalidad de “ampliar la discusión sobre la conservación de arquitecturas que representan un documento vivo en la memoria e identidad de esta ciudad y una forma de hacer visible el saqueo y la explotación de la que son objeto”.
También se pronunció en “contra de las demoliciones realizadas a edificios de valor histórico en la ciudad de Tampico, así como de espacios que, no sólo por su carácter arquitectónico, sino por su implicación en la memoria colectiva de la ciudad, deben ser preservados”.