Antonio Ruiz Soler, conocido co-mo Antonio El Bailarín, será recordado en 2021 con motivo de su centenario natal.
Nacido en Sevilla, España, en 1921, desde temprana edad mostró gran talento para la danza, al grado de ser considerado niño prodigio; a los seis años comenzó a estudiar en la academia de danza flamenca de Manuel Real Montosa, Realito.
Ruiz Soler, también coreógrafo, traspasó los escenarios, y hasta su muerte, en 1996, fue una figura carismática que encendió la pasión por el ballet. Destacó en sus presentaciones junto con Rosarito, y durante más de 15 años se les conoció como los Chavalillos Sevillanos.
Con motivo del centenario natal de Ruiz Soler, el Ballet Nacional de España se presentará el 15 y 16 de abril a las 20 horas en el Teatro de la Maestranza, en Sevilla. Acompañados por la Real Orquesta Sinfónica de esa ciudad, los bailarines interpretarán coreografías de Antonio Ruiz, Miguel Ángel Corbacho, Rubén Olmo y Carlos Vilán.
Como un homenaje al bailarín, la Universidad de Sevilla realizará un congreso al que asistirán investigadores y expertos internacionales, así como artistas que trabajaron con él, como Carmen Rojas, María Rosa y José Antonio.
Con ese congreso, la institución celebrará el centenario de quien es uno de los mitos y personajes más destacados de la historia de la danza española. El encuentro será coordinado por la Cátedra de Flamencología de la Hispalense, al frente de la cual está el ex rector de dicha casa de estudios, Rafael Infante.
De acuerdo con la Universidad de Sevilla, desde hace dos años se iniciaron los preparativos del congreso mediante un seminario que contó con la colaboración del Ballet Nacional de España, el cual reunió a investigadores y especialistas, además del guitarrista Manuel Morao, quien formó parte del Ballet de Antonio, y de José Antonio, uno de sus discípulos más destacados.
Hasta el momento se ha contactado a una de sus parejas de baile, Carmen Rojas, así como a su amiga y bailarina sevillana María Rosa.
Debido a la emergencia sanitaria por Covid-19, en caso de no realizarse de manera presencial, el congreso será virtual, pero el propósito es llevarlo a cabo.
El simposio en honor de Antonio El Bailarín contará también con la colaboración de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, así como del Ayuntamiento de Sevilla.
La Consejería de Cultura es depositaria de gran parte de los objetos del bailarín, subastados por su familia en Madrid tras su fallecimiento, entre los que se encuentran fotografías, documentos, libros, la Medalla de Andalucía, la presea de Oro de las Bellas Artes y el anillo que le regaló el artista Pablo Picasso, además de trajes, vestuarios y bocetos de escenografías.
Los organizadores consideran que Antonio llevó el nombre de España y de Sevilla por todo el mundo, por lo que es necesario que todas las generaciones lo conozcan y lo que representó.
El congreso estará abierto no sólo a estudiosos de la danza y especialistas, sino también a todos los artistas que a lo largo de su vida colaboraron con Antonio El Bailarín en distintas facetas de su carrera.
Alumno asimismo de Ángel Pericet Jiménez, Ruiz Soler formó pareja con Rosario. En 1929 actuaron ante los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en los actos de la Exposición Universal celebrada en Sevilla.
En 1937 comenzó su asociación con el empresario Marquesi. Ambos se fueron de gira por el mundo, lo que les abrió las puertas de Estados Unidos. En 1952 se separó de Rosario y comenzó otra etapa artística.
En 1953 formó la compañía Antonio Ballet Español, que debutó en los Jardines del Generalife con Llanto por Manuel de Falla, del compositor Vicente Asensio. Destaca su coreografía para El sombrero de tres picos, de Falla. En 1980 fue nombrado director artístico del Ballet Nacional de España.
Fue distinguido con diversos reconocimientos, entre ellos la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, en 1952; la Medalla de Oro de la Real Academia Inglesa de la Danza, en 1962; el primer Premio de la Academia de la Danza de París, en 1963; el Premio Nacional de Flamenco de la Cátedra de Flamencología de Jerez, en 1966, y la Medalla de Oro de La Scala de Milán, en 1967.