Dos maestras transitan por los ríspidos caminos de nuestro sistema educativo. Tienen aliados en común, ambiciones similares y comparten un origen humilde. Ambas han salido de la pobreza con incansables esfuerzos y son capaces de hacer hasta lo imposible con tal de lograr sus objetivos.
Tienen una gran inteligencia. Saben perfectamente que, para trascender, deben poner en práctica toda su habilidad política. Y, para lograrlo, tienen en sus manos un recurso invaluable: al magisterio nacional.
Elba Esther Gordillo y Delfina Gómez no son tan distintas: conocen las necesidades de sus compañeros y tienen una enorme experiencia dentro y fuera de las aulas. Su participación en los diversos movimientos sociales les han dado las capacidades necesarias para ser reconocidas como dos agentes de incidencia en los cambios educativos de los pasados años.
Delfina Gómez llega a la Secretaría de Educación Pública (SEP) en medio de una crisis en el sector. La educación a distancia y los contenidos del programa Aprende en Casa, así como las diversas quejas y pendientes que deja Esteban Moctezuma Barragán, hacen que su paso por esta secretaría la convierta en centro de señalamientos y observaciones por parte de la comunidad educativa.
Su designación no ha sido del todo aceptada. Aunque por un lado diversos académicos, profesores y actores sociales ven con buenos ojos que la nueva funcionaria tenga experiencia en las aulas y haya sido educada en instituciones de formación docente; por otro lado existe un pasado político, electoral y sindical que no debe ser olvidado, lo que ha empañado, en un principio, a estas voces que celebran su nombramiento.
Mientras tanto, la ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no ha perdido del todo su poder y capacidad de influenciar en diversos círculos políticos y sindicalistas. Su salida de la cárcel, su reactivación en el sector educativo y el acercamiento con diversos miembros de alto nivel del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, le han dado la capacidad suficiente para seguir moviendo algunos hilos de la vida política nacional.
Estos dos caminos se han cruzado en diversos puntos a lo largo de la historia reciente.
Cuando Delfina Gómez buscaba la gubernatura del estado de México en 2017, un grupo de ex líderes allegados a Elba Esther Gordillo como Rafael Ochoa Guzmán y Alberto Hernández Meneses; ambos, al igual que Gordillo, antiguos líderes de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la sección más numerosa y que tiene influencia en todo el estado de México; realizaron toda una red electoral-magisterial brindando su apoyo a la profesora Delfina.
Sin embargo, este esfuerzo no fue suficiente, pues el aparato gubernamental dirigido por el entonces presidente Enrique Peña Nieto y con alianza de Rigoberto Vargas, dirigente de esa sección sindical, realizaron hasta lo imposible para que Gómez Álvarez y su aliada Gordillo, no llegaran a ocupar la gubernatura.
Incluso, en ese entonces, Rigoberto Vargas tachaba a René Fujiwara, nieto de Gordillo y ex líder del Partido Nueva Alianza (Panal); Lucila Garfias, también líder de Panal y ex dirigente de la sección 36, y a Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo Morales y líder del ahora partido político Redes Sociales Progresistas, de ser unos “farsantes y oportunistas” por impulsar a Delfina Gómez en sus aspiraciones políticas, apoyando completamente al candidato del PRI Alfredo del Mazo.
También, el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (Smsem) habría dado la espalda a Delfina Gómez, quien fuera secretaria general en la delegación 4 de esta organización. En épocas electorales, la dirigencia estatal llamó a los profesores a no votar por ella, respaldando, también, a Del Mazo.
Sin embargo, hoy es diferente. En cuanto se supo que Delfina Gómez sería la nueva titular de la SEP, tanto el líder de la sección 36, Rigoberto Vargas; Alfonso Cepeda Salas, líder nacional del SNTE y la dirigencia del Smsem, felicitaron a la nueva secretaria de Educación, mostrando su disposición, casi servil, para colaborar con ella.
Mientras tanto, los viejos aliados también celebraban. Fernando González de RSP; Alberto Hernández Meneses, actual líder de la organización Maestros por México: Ricardo Aguilar Gordillo, dirigente del Movimiento Nacional por la Transformación Sindical y sobrino de Elba Esther Gordillo y René Fujiwara, ahora aliado de Morena y el obradorismo, ven con muy buenos ojos la llegada a la SEP de su antigua aliada.
Hoy, los caminos de las dos maestras parecen volver a juntarse. Tienen a sus aliados cerca y mantienen a sus adversarios contra las cuerdas.
Al mismo tiempo, los caminos de miles de maestras y maestros, estudiantes y padres de familia están en vilo. Los cambios en la titularidad de la SEP no son suficientes para transformar de fondo los rezagos y exigencias de la comunidad educativa.
Más valiera, por el bien del país, que las dos maestras dejaran a un lado sus ambiciones políticas, electorales y de poder.
*Periodista especializado en temas educativos. Director editorial de Educación Futura.
Twitter: @elErickJuarez