Washington. El nuevo Congreso de Estados Unidos asumió sus funciones este domingo en medio de un ambiente expectante por la definición de la mayoría en el Senado y por la promesa de una sesión agitada el próximo miércoles, en la que se sellará la victoria del presidente electo, Joe Biden.
Más femenina y diversa que nunca, la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas, se volvió a reunir para la juramentación de sus integrantes, todo bajo un protocolo sanitario reforzado.
A continuación designarán a la que será en este caso la presidenta. El cargo volverá a recaer en la hábil estratega Nancy Pelosi, de 80 años, pese a la renuencia de algunas voces situadas en la izquierda del partido.
En el Senado -que también volvió a sesionar- la historia es otra, ya que la definición está supeditada a la elección que tendrá lugar el martes en el estado de Georgia (sur), y en la cual los demócratas deben ganar los dos escaños disputados -algo difícil- para recuperar el control de la Cámara Alta.
Y justamente unos mil kilómetros al sur la batalla electoral cobró un nuevo impulso.
Prueba de lo que está en juego es que tanto el presidente Donald Trump como el mandatario electo Biden visitarán el estado el lunes. También lo harán sus respectivos números dos: Mike Pence y Kamala Harris.
"El futuro del país está en juego aquí en Georgia, en nuestras papeletas", dijo a la cadena Fox News la senadora republicana Kelly Loeffler, quien espera conservar su escaño contra el pastor negro Raphael Warnock.
"Es una elección entre nuestras libertades (…) y el socialismo", añadió, haciéndose eco del argumento de los republicanos en esta carrera: el fantasma de un poder que se inclina hacia la izquierda.
"Estamos al borde de una victoria histórica después de cuatro años de grave incompetencia, racismo, odio y prejuicio", dijo por su parte el demócrata Jon Ossoff, de 33 años, a la CNN, con la esperanza de quedarse con el escaño del republicano David Perdue, 71.