Santiago. Un encuentro ayer sábado entre presidentes y dirigentes de 11 partidos de centroizquierda chilena, además de líderes de organizaciones sociales, sindicatos y movimientos independientes –todos convocados por el Comité Lista Única del Apruebo Plaza Dignidad–, terminó con la promesa de seguir reuniéndose, nada más.
Son los hechos: las fuerzas políticas que teóricamente pretenden representar a la mayoría (80 por ciento) que en octubre votó por una nueva Constitución antineoliberal y de derechos sociales, construida por la sociedad civil, está a punto de tirar por la borda una oportunidad histórica por su incapacidad de construir unidad, un principio básico para el éxito del progresismo.
“Hay partidos que ven en esta elección la posibilidad de medir fuerzas, y eso provoca que podemos terminar en seis listas. Los estudios de simulación electoral indican que si la oposición divide la fuerza que tuvo el ‘apruebo’ en la consulta del 25 de octubre, el resultado va a ser muy trágico, porque habrá sobrerrepresentación de la derecha, que ha dicho que con un tercio ejercerá el veto para dejar a la nueva Constitución como proyecto fallido”, señala Luis Maira, histórico dirigente de la izquierda chilena, ex embajador de Chile en México (1997-2003) y coordinador del Comité Lista Única.
–¿Cómo se entiende lo que podría ser una miopía y una farra histórica?
–Quizá una explicación es el gran desprestigio de las élites políticas; los partidos no han tenido respuesta a las demandas sociales para terminar con los abusos y la desigualdad. La demanda de nueva Constitución surge de los sectores sociales de base, es una demanda popular, eso permitió quebrar la resistencia de la derecha. Chile tiene un proceso político muy intenso en 2021, con elecciones de alcaldes, concejales, gobernadores y después las presidenciales y legislativas, y en medio de esto la de constituyentes. La fragmentación se explica porque las pequeñas coaliciones de partidos han creído que es el momento para medirse, no han sabido hacer la distinción entre las elecciones políticas, donde pueden diferenciarse, con esta decisión enteramente diferente y de trascendencia histórica, que es designar a quienes redactarán la Constitución.
–¿Tiene usted algún grado de optimismo?
–Estamos remando contra la corriente y contra el tiempo, se hace muy difícil establecer la lista única. El efecto es que a mayor cantidad de listas opositoras, menor representación y menor porcentaje de constituyentes electos; que mientras la derecha gobernante tiene un frente sólidamente unido y una plataforma económica electoral para su propaganda como pocas veces lo había tenido, con apoyo de empresas nacionales y trasnacionales, resulta que los sectores democráticos del centro y de la izquierda han tomado el camino muy equivocado, incomprensible, de la fragmentación, dando así a la derecha el veto, con un tercio más uno de los constituyentes.
–¿Hay conciencia en los presidentes de los partidos de la responsabilidad histórica que está en juego?
–Es difícil decirlo. Que no tengan un comportamiento unitario refleja un bajo grado de comprensión de que éste es el reto fundamental para empezar a buscar las soluciones múltiples que el país necesita, renovar un modelo de organización económica y política que falló por décadas.
–¿Qué observa respecto de la voluntad que existe para buscar la unidad?
–En la base social hay un sentimiento muy amplio y de mucha conciencia de la necesidad de la unidad. La verdadera disyuntiva que se plantea, el “rechazo” o el “apruebo”, no se refleja en el comportamiento electoral de los partidos y la existencia de varias listas.
–¿Cómo interpreta el fenómeno de los independientes, que se expresa con fuerza?
–Es una respuesta razonable a los errores de los partidos, a los abusos que los consumidores y ciudadanos viven cotidianamente, al descrédito de la política, no sólo en Chile, sino universal. Sectores que históricamente trabajaron en alianza con los partidos hoy buscan hacerlo en forma separada, y por eso muchas organizaciones de la sociedad civil tienen aversión a los partidos y a una alianza con ellos. Pero si no hacemos acuerdo de todos quienes estamos contra el modelo actual y su Constitución, será imposible tener los cuórums muy exigentes para hacer ese cambio.
–¿Es posible concertar semejante diversidad de fuerzas?
–Se requiere un acuerdo táctico de principios básicos para cerrar filas en torno a una plataforma constitucional única que permita tener un texto efectivamente democrático y terminar con la refundación capitalista que hizo (Augusto) Pinochet. No importa que piensen distinto o que tengan una mirada concreta diversa de temas de la Constitución, eso es válido y legítimo; basta que haya acuerdo en 14 o 15 temas donde hay mucho trabajo técnico avanzado y en los cuales no hay desacuerdo.
–¿Realmente cree en la posibilidad de una lista única?
–Tengo la esperanza de que así sea, aunque hay poco tiempo y las cosas son difíciles, pero veo desde la base de la sociedad, cada día con más fuerza, una demanda de unidad, y ojalá los dirigentes de los partidos no pongan oídos sordos a ese anhelo que chilenas y chilenos están haciendo.