Ciudad de México. Luego de más de 23 años del modelo de cuentas individuales, este 2021 entró en vigor una profunda reforma pensionaria la cual, no obstante, enfrenta claroscuros, pues mientras algunos especialistas aseguran que es un gran paso para mejorar las condiciones económicas de la vejez de los mexicanos, otros advierten que no evitará la debacle del sistema.
La ley que reforma el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) tiene como principal eje el incremento del ahorro obligatorio de los trabajadores, al pasarlo de manera paulatina de 6.5 por ciento a 15 por ciento, diferencia que será absorbida por las empresas.
Asimismo, las adecuaciones reducen de manera inmediata de mil 250 a sólo 750 las semanas que un trabajador necesita laborar en el sistema formal con el propósito de tener acceso a una pensión; de esta forma, serán más los mexicanos que accedan a una, pues debido a la alta informalidad muy pocos cumplirían las mil 250 semanas.
Afores comienzan año clave
Otro punto controversial, es el tope a las comisiones que cobran las Afore a los trabajadores por administrar sus pensiones, el cual a partir de 2022 será un equivalente al promedio que se cobra en Estados Unidos, Colombia y Chile.
La reforma pensionaria, de acuerdo con Abraham Vela, presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), es un “paso histórico” para el país, pues ayudará a reducir la pobreza en la vejez, lo que demuestra que “el bote no se pateó hacia adelante”, como hicieron las administraciones pasadas.
Bernardo González, presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore), coincidió con el funcionario en el hecho de que se trata de una reforma que beneficiará a los trabajadores porque ayudará a que tengan mejores pensiones.
No obstante, declaró su “extrema preocupación” por la inclusión de un tope a las comisiones que pueden cobrar las Afore, pues desde su perspectiva se trata de un control de precios que viola los tratados de libre competencia, lo que incluso podría provocar la quiebra de algunas administradoras.
En contraste, para Gustavo Leal, experto en temas de seguridad social de la Universidad Autónoma Metropolitana, advirtió que con la reforma únicamente se está pateando el bote, por lo que, sin un remodelaje profundo, la bomba pensionaria explotará a más tardar en 10 años, desatando un problema social sin precedente en el país.
“No hay una propuesta para remodelar de fondo un sistema que no ha funcionado en 23 años, se trata sólo de medidas para posponer la bomba de tiempo”, apuntó.
Para el especialista, los contenidos de la ley que reforma el Sistema de Ahorro para el Retiro no son suficientes, pues aunque es verdad que los empleados de bajos ingresos podrán retirarse con una pensión igual al salario que percibían, sigue tratándose de un monto precario que no alcanza para tener una vejez digna. “Esta reforma tiene un costo fiscal y ni siquiera mueve un poco la aguja pensionaria real.”