Muchos hallazgos científicos parecen cuentos infantiles, pero no lo son. Aunque se pueden relatar a los niños como historias verdaderas para introducirlos al acontecer científico, fomentar su curiosidad y empezar a desarrollar en ellos un pensamiento basado en preguntas, búsqueda de información y comprensión de la causalidad.
Jennifer Ackerman, divulgadora científica, articulista en The New York Times, es autora de El ingenio de los pájaros (Ariel 2019), en donde presenta uno de los descubrimientos más sorprendentes sobre la inteligencia de las aves.
Hasta hace poco se pensaba que los cerebros de las aves eran pequeños y primitivos y su conducta instintiva, pero hoy se sabe que las aves piensan, resuelven problemas, crean estrategias y son capaces de razonar, sentir tristeza y gozo. Al estudiar la densidad de las neuronas en el cerebro de las aves, se encontró que tienen el doble de neuronas que los primates. Eso explica que puedan construir herramientas moldeando ramas, como lo hace la corneja de Nueva Caledonia o que un cascanueces común pueda esconder hasta 30 mil semillas en lugares diferentes y recuperarlas después de unos meses. En el laboratorio se ha visto además que muchas aves pueden hacer matemáticas básicas y resolver rompecabezas clásicos. Se ha observado también que las aves se besan para consolarse, que cantan por placer y que las parejas hacen dúos. Por si fuera poco, las aves “entienden” los beneficios de la reciprocidad y del compartir. Tenemos mucho que aprender de ellas.
Sobre el “canto” de las neuronas, un grupo de neurobiólogos del Laboratorio de Biología Marina (MBL) de Massachusetts, logró descifrar un complejo mecanismo de comunicación neuronal. El hallazgo fue publicado en Nature Neuroscience: ¿las neuronas se comunican cantando? La comunicación entre las neuronas ocurre mediante señales con diferentes “tonalidades”. La modulación de estas entonaciones es variada y genera un llamativo sistema comunicacional con su propia lógica. Las observaciones fueron posibles con una tecnología de microscopía electrónica y son el primer paso para saber cómo las neuronas intercambian información mediante amplias redes para realizar funciones tan complejas como sorprendentes.
En 2021, para niños y adultos, más ciencia y menos cuentos de hadas.