Caracas. Tan espantoso para todo el mundo, 2020 ha sido relativamente clemente con Venezuela. Claro, los bloqueos y los ataques desde el exterior no han cesado y hasta por momentos se han intensificado. Pero la revolución bolivariana, que acaba de cumplir 22 años, ya está curtida en esas batallas. Lo notable es que aquí, contrariamente a lo ocurrido en casi toda América Latina, y en particular en los países vecinos (Colombia, Brasil), la pandemia de Covid-19 ha sido controlada. Pocos contagios, escasa mortalidad. Mientras la economía, por su parte, en circunstancias muy difíciles, conoce un espectacular repunte, con un aumento inaudito de la producción agropecuaria y de las actividades comerciales. Además, la nueva legislación está favoreciendo una llegada importante de inversión extranjera. Estos nuevos aires, después de varios años de dificultades, se han traducido políticamente en una contundente victoria del chavismo, el pasado 6 de diciembre, en las elecciones legislativas.
Atacado con tanta inclemencia desde hace años, el presidente Nicolás Maduro saborea este dulce momento en el que, además, sucesivamente, dos de sus principales adversarios muerden el polvo. En la escena interna: la oposición extremista dirigida por Juan Guaidó, derrotada el 6 de diciembre y expulsada democráticamente de la Asamblea Nacional. En la escena exterior: el líder de la conspiración internacional, Donald Trump, noqueado electoralmente en Estados Unidos el 3 de noviembre pasado y eliminado del juego el próximo día 20. Para hablar de estos temas, en los hermosos jardines de La Casona –antaño residencia oficial de los presidentes y hoy centro cultural abierto al público–, conversamos con Nicolás Maduro, quien asegura, entre otras cosas, que aspira a la reconciliación de los venezolanos.
Ignacio Ramonet (IR): Señor presidente, permítame primero agradecerle la gentileza de concedernos esta entrevista. Ya va siendo una tradición que nos encontremos cada 1º de enero para hacer un balance del año transcurrido y también para que usted nos diga cómo ve las perspectivas para el año entrante.
Esta entrevista se va a realizar en torno a nueve preguntas: tres sobre política interior, tres de economía y tres sobre la política internacional.
Quisiera empezar por la política interior. El año 2020, que acaba de terminar, quedará grabado en la historia como “el de la pandemia de Covid-19” con un balance aterrador a escala planetaria, en términos de contagios y de víctimas… En ese panorama de espanto, las cifras que presenta Venezuela son muy alentadoras, muy positivas, se sitúan entre las mejores del mundo… ¿Cómo explica usted esos buenos resultados a pesar de los bloqueos y de las medidas coercitivas unilaterales impuestas contra su país por las autoridades estadunidenses y europeas? ¿Hay acaso un “modelo venezolano” de lucha contra el Covid?
Nicolás Maduro (NM): Primero te agradezco esta oportunidad que nos abres para comunicarnos con mucha gente honesta del mundo, en Europa, en Estados Unidos, en América Latina, en el Caribe, en África… Estas entrevistas ya forman parte de una tradición para ser publicadas el 1º de enero y arrancar el nuevo año 2021. Efectivamente, sobre el tratamiento del coronavirus hemos hecho un gran esfuerzo. Yo te podría decir que sí existe un modelo venezolano. Humildemente lo digo, porque en Venezuela existe un sistema público de salud gratuito y de calidad construido en revolución. Y porque, a pesar de la persecución y de las sanciones criminales que nos impiden comprar equipos médicos en el mundo y nos impiden adquirir, de manera natural, las medicinas que necesita el país, nosotros hemos logrado mantener, acrecentar, perfeccionar el sistema público de salud fundado por el comandante (Hugo) Chávez.
La Misión Barrio Adentro fue el primer paso para construir nuestro sistema primario de medicina familiar con más de 14 mil ambulatorios, con el médico de familia, etcétera. Todo eso, con el apoyo de Fidel Castro, de Cuba y, desde hace 16 años, de miles de médicos, médicas y personal sanitario cubano… Entre tanto, nosotros hemos formado también a miles de médicos, médicas, enfermeros…
Guerra sicológica
Cuando, en marzo pasado, Venezuela empezó a enfrentar el Covid, recuerdo artículos del Miami Herald, de los diarios El País y ABC de España, del New York Times, etcétera, que “pronosticaban”, como siempre con Venezuela, el “colapso” de la sociedad venezolana, el “colapso” de nuestro sistema de salud, daban cifras verdaderamente aterradoras, trágicas… Esa guerra sicológica hace efecto, porque uno lee esos números y dice: “¡Dios mío, que irá a pasar…!” En marzo, cuando ya se supo que era una pandemia, activamos todos los mecanismos de la medicina preventiva. Movilizamos a unas 16 mil brigadas médicas –que aún están activas– para ir a buscar los casos con las pruebas de PCR, las pruebas rápidas, irlas a buscar casa por casa, en los barrios, en las comunidades…
Decidimos ponerles tratamiento integral a todos los pacientes de Covid… ¡a todos! Y lograr su hospitalización en el sistema público de salud… Y un porcentaje pequeño en las clínicas privadas, el sistema privado con el cual hemos establecido una perfecta coordinación, para darles tratamiento y hospitalización a 100 por ciento de los casos.
Hoy yo te puedo decir que 95 por ciento de los casos de Covid que hemos tenido –unos ciento y pico de miles de casos de contagios– en Venezuela han sido detectados a tiempo, han tenido tratamiento médico hospitalario y han tenido todas sus medicinas. Nosotros identificamos un grupo de las mejores medicinas nacionales y mundiales, y efectivamente le dimos tratamiento integral garantizado a todos los pacientes: a los asintomáticos, a los contagiados leves, a los contagiados moderados y, como es natural, a los contagiados graves en sus distintas modalidades.
Medicamentos propios
Y además, la ciencia venezolana ha logrado crear dos medicamentos: uno llamado DR10 y otro que yo llamo las “gotas milagrosas de José Gregorio Hernández”, que son dos terapias que permiten atacar el coronavirus y neutralizarlo a 100 por ciento. Es nuestro pequeño aporte.
Estos dos medicamentos nosotros los estamos certificando con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y con la Organización Mundial de la Salud (OMS), y muy pronto el país va a entrar en la fase de producción masiva, para consumo nacional, de estas dos medicinas verdaderamente alentadoras.
Cuando hablamos del “modelo venezolano”, tenemos que mencionar también una fórmula que nosotros creamos después de las largas cuarentenas voluntarias durante los meses de marzo, abril, mayo, junio y julio… Porque luego fuimos ensayando un método, que es nuestro método, al que llamamos “7+7”: siete días de cuarentena radical profunda, voluntaria siempre, y siete días de flexibilización, lo cual nos ha permitido combinar la protección indispensable con la actividad económica… La recuperación económica necesaria combinada con la cuarentena estricta, voluntaria, para cortar los ciclos de contagio. Así hemos venido construyendo nuestro método.
¿De dónde lo sacamos, Ramonet? Del estudio de las experiencias en el mundo, del estudio de las experiencias positivas, como las ha habido en China, en Vietnam, en Cuba, en Nicaragua, en Nueva Zelanda, en una etapa en Corea del Sur… De esas experiencias y del estudio de las experiencias nefastas como la de Estados Unidos, la de Brasil, la de Colombia, que han llenado de coronavirus, de enfermedad y de muerte a esos países hermanos. Así que hemos logrado un punto de equilibrio entre lo que es la necesaria cuarentena, los necesarios cuidados, la necesaria disciplina, con la flexibilización.
IR: Hay que decir también que Venezuela fue el primer país de América, de todo el continente, que tomó medidas de cuarentena… Si mal no recuerdo, la OMS declaró la pandemia el 11 de marzo, y aquí la cuarentena se decretó el 13 de marzo. O sea, mucho antes que en cualquier otro país de la región.
NM: Sí, y tuvimos gran éxito con muy pocos casos durante los primeros tres meses. Luego se produjo un fenómeno: el regreso masivo de miles de migrantes venezolanos procedentes de Colombia, de Ecuador, de Perú, huyendo del coronavirus, de la violencia, del “coronahambre”. Algunos vinieron caminando de Ecuador, de Perú, de Cali, de Medellín, de Bogotá hasta la frontera.
Hemos recibido a más de 270 mil venezolanos, de ellos casi 250 mil de Colombia… Una “ola” que llegó en junio, julio… La frontera es muy porosa, muy larga también. Y gran parte de estos migrantes llegaron por vías ilegales, por las trochas… Por eso hablamos de trochismo… Muchos de ellos venían contagiados desde Colombia, desde Ecuador, desde Perú y llegaban directo a sus comunidades, lo cual hizo crecer el número de casos de Covid. Actualmente, eso está controlado. Hoy por hoy, puedo decir que, a pesar de que hicimos una flexibilización total en el mes de diciembre 2020 –necesaria para la familia, para la economía–, tenemos un buen nivel de control…
Y ahora hemos firmado un acuerdo con Rusia para comprar 10 millones de dosis de la vacuna Sputnik V. Estamos culminando los estudios de la fase tres de esta vacuna Sputnik V, muy favorables, y vamos a iniciar la fase de vacunación. Pero no se puede llamar a engaño a la gente: las vacunas van a ayudar, pero sólo van a proteger entre seis meses y dos años, no es para siempre. La gente debe saber eso. Muchas personas que se están vacunando ahorita en el mundo se vacunan con la expectativa de que es el fin definitivo de todo peligro de contagiarse de Covid. No, es un experimento. La vacunación masiva no deja de ser un experimento que va a ser evaluado.