Cumplidos funcionarios, varios de ellos antiguos panistas e improvisados morenistas, aprovecharon la pandemia para aprobar, de espaldas a los intereses y prioridades de la ciudadanía, el nuevo Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Naucalpan de Juárez. Este ordenamiento permite la construcción de edificios, comercios y negocios en zonas habitacionales con la consiguiente demanda de agua y de servicios, en un municipio con añejas y múltiples carencias. Con el pretexto de dar “una mejor ciudad a las futuras generaciones”, la administración encabezada por Patricia Durán Reveles, hermana de José Luis –dos veces alcalde deesa circunscripción–, cambia el ahora el uso del suelo, en esa añeja lacra de especuladoras dinastías político-empresariales que en México ninguna transformación puede suprimir. Si sucesivas administraciones de Naucalpan, municipio con la mayor aportación al PIB estatal, no han podido pavimentar con materiales duraderos, ¿qué no harán los Durán con el negocio inmobiliario en sus manos, gracias a su nuevo Plan de Desarrollo Urbano?
En el mundo continúan las estrategias irracionales: parques cerrados, gente confinada, comercios abiertos, recorte de horarios, bodas tumultuarias, aglomeraciones y filas sin posibilidades de sana distancia, pero con la consoladora noticia de que ya empezó a distribuirse la vacuna de la farmacéutica Pfizer, bendecida por la Organización Mundial de la Salud.
Al respecto, el científico británico Michael Yeadon, quien pasó más de 30 años liderando la investigación de nuevos medicamentos para alergias y vías respiratorias en algunas de las compañías farmacéuticas más grandes del mundo y ex vicepresidente de Pfizer, advirtió de las inconsistencias en torno a la actual pandemia y las medidas restrictivas adoptadas por los gobiernos al afirmar: “No hay ninguna necesidad de vacunas para extinguir la pandemia... No se vacuna a personas que no corren el riesgo de contraer una enfermedad. Tampoco se propone vacunar a millones de personas sanas y en forma con una vacuna que no se ha probado exhaustivamente en seres humanos… La primera suposición errónea –agrega Yeadon– es que el ciento por ciento de la población es susceptible al virus y que no hay inmunidad prexistente… Sostener que la pandemia apenas ha comenzado es una tontería”. Sólo le faltó añadir que la esperada vacuna tampoco evitará que todos muramos, por una causa u otra.