Las vacunas contra el Covid-19 son asunto de seguridad nacional en todos los países. “No pueden estar sujetas a la oferta y la demanda, pues de inmediato se crearía un mercado negro, con presencia de mafias”, explicó Gilberto Castañeda Hernández, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Por ello, calificó de “acertada” la decisión del gobierno mexicano de que las fuerzas armadas tengan las tareas de recepción, resguardo, traslado y distribución de las dosis, incluso que participen en la administración de ellas.
Indicó que esta medida, como la estrategia de segmentar a la población para la campaña de vacunación, no es exclusiva de México, sino de prácticamente todas las naciones, pues se trata de sugerencias adoptadas por consenso al interior de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que además ha planteado una estrategia global para garantizar la equidad en la distribución y acceso a dichos fármacos.
Castañeda Hernández también reconoció la decisión del gobierno mexicano de traer primero un pequeño lote de vacunas contra Covid-19, el pasado 23 de diciembre, a fin de realizar las primeras pruebas de traslado y de la llamada cadena de frío, para después, el pasado sábado, recibir un lote mayor. “En logística, primero debe hacerse una prueba, lo que se dice ‘rodar el sistema’, pues de nada serviría que de repente llegaran millones y millones de vacunas si no se tiene una forma adecuada de almacenarlas, repartirlas y administrarlas”, refirió.
El especialista en farmacología, y quien ha asesorado a instancias gubernamentales sobre medicamentos genéricos, declaró que la llegada de las vacunas contra Covid-19 fue una “extraordinaria noticia”, pero que las autoridades todavía deberán resolver algunos temas, entre ellos el diseño y establecimiento de una eficaz y segura cadena de frío para el traslado de las vacunas, las cuales requieren refrigeración especial.
En entrevista, el investigador del Cinvestav destacó que México, gracias a la firma de otros convenios, también tendrá a acceso a biológicos menos complicados de almacenar que la de Pfizer –la cual necesita una temperatura de menos 70 grados Celsius–, a fin de llegar a lugares y comunidades muy apartadas. “Aquí necesitamos fármacos que se parezcan mucho a los que manejamos habitualmente en nuestras campañas de vacunación que sólo necesitan refrigeración estándar”, expresó.
Otro punto positivo, añadió, es que parece ser que el gobierno no tendrá el problema de la falta de recursos para la compra de las vacunas, o incluso del equipo necesario.
“Vamos por el camino correcto, pero esto va a tomar meses, tenemos que cuidarnos, no podemos bajar la guardia. Tenemos ya la luz al final del camino, pero el túnel es todavía muy largo”.