Con optimismo –desde la óptica presidencial– sobre el futuro económico del país cierra este aciago 2020, año en el que se reportaron y padecieron problemas no registrados con tanta dureza desde hace casi un siglo, y la zarandeada fue no sólo en México, sino hasta en el más alejado rincón del planeta. Eso sí, queda la esperanza de que poco a poco los males se revertirán. Parece, sólo eso, que lo peor ha pasado y que en 2021 comenzará la reconstrucción, aunque no queda duda de que es muchísimo lo que hay que hacer para que el barco medianamente se enderece.
Para cerrar el año, el presidente López Obrador ha dicho que México “saldrá adelante y en 2021 habrá crecimiento; tenemos muchas posibilidades de progresar con justicia; nos va a ir bien, mucho mejor; progreso a secas, sin justicia, es retroceso, es acumulación nada más de dinero, muchas veces en unas cuantas manos”. A pesar de los pesares, dice, el peor año del último siglo se ha enfrentado “sin deuda, con estabilidad financiera, finanzas públicas sanas, sin devaluación, sin aumento de impuestos, sin inflación, sin gasolinazos; vamos avanzando y sí espero que nos va a ir bien”.
Con todo, hay otras lecturas, desde luego, como la del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), para el que “2020 ha sido un año en el que tanto el sistema social y económico mexicano como la capacidad de diálogo fueron puestos a prueba. La aparición del Covid-19 ha creado condiciones extremas no observadas en más de un siglo y que repercutieron en el cierre de 400 mil empresas y el aumento de la pobreza laboral”.
Las consecuencias de la pandemia, dice el Idic, “han propiciado un cambio estructural global y nacional: han dado forma al futuro de México; algunos elementos todavía no son visibles, pero ya existen. En materia económica los resultados se encuentran alineados al árido entorno asociado al Covid-19 y muestran que nuestro país aún tiene pendiente la implementación de un modelo económico y social que le permita atender los rezagos acumulados en los últimos 40 años, al mismo tiempo que debe superar los propiciados por el coronavirus”.
Desde abril pasado, cuando el Covid-19 se ubicó en primer plano, la economía ha retrocedido 12.2 por ciento en promedio. Si bien en octubre la contracción fue menor (-4.9 por ciento), el mensaje del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) tiene cuatro componentes básicos: en su comparación anual, es decir, respecto de lo que ocurrió en 2019, la economía sigue perdiendo fuerza y se encuentra en un nivel similar al alcanzado en 2016; si bien el confinamiento causado por el coronavirus permite entender la mayor parte de la magnitud de la recesión mexicana, también es pertinente observar que los primeros indicios de la dinámica negativa comenzaron a registrarse desde el último trimestre de 2018, cuando la tasa de crecimiento de dicho indicador se ubicó por debajo de 2 por ciento; con base en la información acumulada en octubre se puede estimar que la economía mexicana retrocederá 8.5 por ciento en 2020 y que podría llegar a crecer alrededor de 4 por ciento en 2021; una de las asignaturas pendientes de México es romper el círculo vicioso generado por la falta de eficacia para alcanzar un crecimiento económico sólido y sostenido.
El IDIC advierte: salvo que el Covid-19 nuevamente propicie un entorno que redunde en otro confinamiento o medidas restrictivas extremas, 2021 será el primer año con un crecimiento económico en el último trienio. Sería la primera ocasión en 30 años en el que México no recuperará todo lo perdido en el año posterior a una recesión. Lo anterior será atribuible al cambio estructural generado por la crisis del presente año: la caída en el número de empresas reduce la capacidad de la economía para realizar inversiones productivas que redunden en la creación de empleo formal.
Las rebanadas del pastel
Si los futbolistas ahora candidateados a puestos de elección popular tienen los mismos resultados en la política que en la cancha, estamos fritos… Va un fuerte abrazo para Marianita en su aniversario.