Ciudad de México. El cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, señaló que en la actualidad se vive “una gravísima crisis de la familia”, generada por varios factores, entre ellas la fractura cultural sobre el consenso de los valores cristianos, originando la dificultad de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones; confusión y rechazo al proyecto de familia instituido por Dios mediante las leyes de la naturaleza; violencia intrafamiliar en lugar de ser cuna del amor; temor y evasión al compromiso de procrear hijos, debido, entre otras causas, a la distorsión de la sexualidad humana considerada más para el mero placer, que para la intimidad y plenitud del amor.
“Lamentablemente la discusión para clarificar estos aspectos se ha vuelto ideológica, y se deja de lado la posibilidad de un diálogo sereno y de recíproca escucha para plantear la actual situación social y redescubrir la indispensable misión de la familia, como la célula básica de una sociedad que prepara y educa la niñez y la adolescencia para lograr nuevas generaciones, que valoren la fraternidad, la solidaridad y la subsidiaridad, superando las diferencias de clases económicas y sociales”.
Al oficiar la misa con motivo de la festividad de la Sagrada Familia en la Basílica de Guadalupe, advirtió que Dios pide siempre buscar el diálogo constructivo, dejando en libertad, con la tolerancia necesaria, a quienes no aceptan el mensaje de Jesucristo; “ya que nosotros no debemos ser jueces de los demás, sino promotores de la verdad con el respeto de la libre elección con la que cada persona debe decidir”.
En ese sentido dijo que, mirando hacia el futuro incierto, y bajo las sombras actuales de la grave crisis actual de la familia, los cristianos deben caminar en la obediencia, guiados por la luz de la fe. “Seguramente ustedes como yo, hemos escuchado en distintas ocasiones los conmovedores testimonios de muchos, que han vivido los padecimientos del Covid, y de quienes por la misma contingencia han perdido a uno o a más seres queridos, cómo han crecido en la fe; ellos afirman cómo han aprendido a descubrir la intervención divina, cuando se vive un drama y una tribulación inesperada”.
Durante la misa dominical, se pidió oración por la paz y armonía de las familias cristianas. Asimismo por el consuelo de las que se encuentran desunidas y de los esposos que bien separados a causa de trabajo, por los hijos de los divorciados, de los hogares sin hijos, y de los que lloran la muerte de sus parientes.