Hemos dicho que la abundancia de petróleo fue uno de los motivos por los que la industria nuclear recibió un fuerte revés. Los gobiernos priístas más los dos únicos panistas que han venido abanderando el neoliberalismo y la política del despilfarro energético y más, no tuvieron la visión de preparar el camino para no desperdiciar hidrocarburos y para encontrar una mejor fuente de electricidad menos contaminante.
Ahora tenemos que depender de Estados Unidos. Cada año se compra uranio ya procesado, por lo mismo, más caro. Lo traen hasta la Central Nuclear Laguna Verde. Por otro lado, en 2010, el presidente Barak Obama insistió en mantener el liderazgo sobre el asunto nuclear, demandando a los 47 países integrantes de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) que utilizaban el uranio no enriquecido que cambiaran sus reactores para el uso de uranio natural. Sin embargo, en México, por haber cancelado la posibilidad de usar nuestro propio uranio natural, tenemos que seguir consumiendo el que Estados Unidos nos vende. Este año se cumplen los 30 de vida útil de la única central nuclear del país.
En México se puede construir el reactor de uso de uranio natural, porque contamos con la tecnología propia y porque tenemos yacimientos con las toneladas de este mineral, más que suficientes para abastecer ampliamente a varias centrales nucleares.
Se han perdido 36 años de desarrollo, de experiencia y de avance científico mexicano, pues en la política energética de ocho sexenios atrás, no se consideraron otras posibilidades para resolver la falta de electrificación del país entero. No les importó llevar la energía hasta los poblados más necesitados y más lejanos.
Pretendieron resolver todo con el petróleo, sin considerar que también podía utilizarse el uranio. La inversión en construir otras centrales nucleares lo consideraron poco útil. No era urgente. Sólo pensaban en sus propios sexenios y en el futuro del partido dominante. Por tanto, las necesidades de electricidad de millones de mexicanos, era un punto secundario.
Por esa razón, y otras de intereses externos, en 1985 Miguel de la Madrid firmó el declive de la industria energética. Fue con este presidente cuando empezó una etapa de pobreza en lo que se refiere a energía nuclear en México. Con De la Madrid fue aniquilada la empresa Uranio Mexicano. Algunas de sus funciones pasaron a ser gestionadas por el Consejo de Recursos Minerales. Y posteriormente, el consejo formó parte del Servicio Geológico Mexicano (SGM).
Es importante conocer cuáles fueron las verdaderas causas por las que la industria nuclear pasó a un tercer plano. Conociendo las ventajas económicas de esta industria, prefirieron continuar con una irracional explotación petrolera. Conociendo los niveles bajos de contaminación ambiental del uranio, prefirieron seguir explotando el petróleo, y además, sin invertir en la construcción de más refinerías y sin crear fondos para el mejoramiento de éstas y estimular, así, la industria petroquímica. Los gobiernos anteriores no quisieron pensar en las ventajas de un recurso natural que tenemos en abundancia para impulsar una industria que le ahorraría más de la mitad de dinero, con relación a la del petróleo.
Reitero que el uranio es un elemento que ha sido menospreciado. Sin embargo, en el presente gobierno está tomando la importancia que en realidad tiene, por esa razón, esperamos que se revise el artículo 27 constitucional, en el punto específico de la energía nuclear.
Es importante conocer quién tomó la primera decisión de mantener al margen la explotación del uranio cuando éste era investigado y se empezaba a conocer su potencialidad. ¿Por qué se decidió tal desaprovechamiento? ¿Por qué no se revisaron durante seis sexenios, las posibilidades y condiciones legales acerca del impulso a la industria nuclear?
¿A quién le interesaba más la industria fósil que la explotación del uranio? ¿Cuáles fueron las presiones exteriores para estancar el desarrollo de la industria nuclear?
Durante la construcción de la Central Laguna Verde, se descubrieron importantes yacimientos de uranio en territorio mexicano, lo que tendría que haber motivado al gobierno en turno, para darle el impulso decisivo a la industria nuclear. Pero lo ignoraron.
En el país tenemos suficientes reservas de uranio como para proveer a la planta Laguna Verde, y para otras más. De acuerdo con la información que proporcionó el Servicio Geológico de Uranio, contamos con el siguiente tonelaje:
Por tanto, y de acuerdo con Uramex, contamos con uranio, como producto principal y como subproducto, es decir, proveniente de roca fosfórica, la cantidad de 162,491 toneladas de U3O8(3 partículas de uranio por 8 de oxígeno).
Con el potencial descrito, podemos reactivar la extracción y procesamiento del uranio mexicano, como se llegó a hacer en el pasado.