Ciudad de México. Amas de casa, profesionistas sin trabajo y comerciantes han recurrido al programa emergente de empleo temporal que impulsa el Gobierno de la Ciudad de México, el cual ha servido no sólo para obtener un poco de ingresos económicos, también como terapia ante el encierro impuesto por la emergencia sanitaria e incluso como una forma de aprender una nueva actividad, como jardinería y el cuidado de áreas verdes.
A la convocatoria –en la que se abrieron 15 mil 336 plazas de servicios urbanos– respondió Aidée Hernández, quien de llevar las cuentas en una escuela privada, pasó a coordinar una brigada: “No sabía nada de jardinería, pero aquí aprendí”.
Tras el recorte de personal en la escuela donde laboraba, decidió buscar otra opción sin éxito. “Estudié contaduría, pero todo está parado, metí solicitudes y no hubo respuestas. Encontré esta oportunidad, totalmente diferente a lo que hacía y la verdad he aprendido con todos los compañeros y me ha gustado”.
A su cargo están 15 brigadistas que de lunes a viernes de ocho de la mañana a dos de la tarde podan árboles y arbustos, abren canaletas, riegan y limpian pequeños jardines y camellones en calles de la colonia Guerrero.
Entre ellas está Vania Alquicira, una joven que recién terminó sus estudios de sociología, pero mientras realiza la tesis se emplea en donde puede. Antes trabajó en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en el censo, pero no hubo extensión de contrato. “Entré aquí por curiosidad, cuando vine al Centro vi a los promotores con sus chalecos verdes, les pregunté de qué se trataba, me anoté y me llamaron”.
De acuerdo con las autoridades capitalinas, de los 25 mil aspirantes que se registraron al programa Mejorando tu Casa, por lo menos 30 por ciento cuenta con una carrera universitaria trunca o concluida, mientras el resto tiene estudios de secundaria o bachillerato.
Axel Rivera, de 20 años, es de estos últimos y el trabajo le llegó a la puerta de su casa. Hace tres meses y medio perdió el empleo que tenía como ayudante en un puesto de zapatos y camisetas, pero en las visitas que realizan servidores públicos por cada predio en el Centro Histórico, como parte del programa Barrio Adentro, le ofrecieron estudiar o una plaza temporal en servicios urbanos.
“Sí quiero terminar la prepa, pero mis hermanos y yo vivimos con mi abuelita, ella es fotógrafa de eventos, va a las misas de 15 años, bautizos o confirmaciones, pero ahorita le está yendo mal también por la pandemia”.
Como a él, a Marisol González, ama de casa, y Eduardo Estévez, vendedor de chácharas y ropa usada, la oferta les llegó a su domicilio. “Llegaron a tocar a mi casa y me interesé porque están descansando el tianguis donde vendo y la verdad el ambiente es agradable, ganamos unos centavitos y hasta nos sirve de terapia, nos quita el estrés del encierro”.
El programa concluye este mes y cuenta con un presupuesto de 188 millones de pesos, con lo que se pagan de 4 mil a 11 mil pesos mensuales, según la labor que se desempeñe.