Melissa Villanueva entrena con la convicción de que podrá lograr marcas de calificación olímpica rumbo a Tokio, en las pruebas de 100 y 200 metros pecho, pero como el resto de los nadadores mexicanos está en riesgo de quedarse sin la oportunidad, ya que la Federación Internacional de Natación Amateur (FINA) fijó hasta el 31 de diciembre para que la Federación Mexicana de Natación (FMN) solicite el aval para organizar una competencia de calificación, pero el organismo suspendió toda actividad hasta enero debido a la pandemia.
Melissa, una de los pocos nadadores que se formó y se prepara en México, en su natal Chihuahua, ostenta desde 2019 las marcas B de las pruebas en las que aspira competir en Tokio. Las refrendó hace un par de semanas al ganar los 100 pecho con 1:08.87 y ubicarse segunda en los 200 con 2:28 66 en el Campeonato Nacional de Brasil, competencia a la que los nadadores tricolores asistieron sin el respaldo de su federación.
Melissa considera la posibilidad de alcanzar las marcas A (1:07.07 y 1:09.08) en futuras competencias avaladas por la FINA. Pero por lo pronto, la oportunidad de intentarlo en Estados Unidos, como es usual, ha quedado descartada debido a las restricciones por la pandemia. La federación estadunidense USA Suimming informó que sólo admitirá en sus pruebas clasificatorias a los nadadores de ese país.
Los competidores tendrán hasta junio para alcanzar marcas, posiblemente en reuniones clasificatorias en Europa, para lo cual podrían también contar con una justa en territorio mexicano, pero la Federación, que tendría que solicitar el aval a la FINA, paró toda actividad y cortó comunicación con los nadadores.
Conseguir la marca A, señaló Melissa, “es el plan número uno, y si no se logra por la pandemia, o porque no se puede dar el resultado por cualquier motivo, pues con mi marca B que hice el año pasado estoy a .02 centésimas de segundo, entonces esperemos que se mande una invitación y que el Comité Olímpico Mexicano la acepte para poder asistir a los Juegos Olímpicos”, confió la nadadora.
Melissa ha batallado con el semáforo rojo, que volvió a Chihuahua en noviembre, así que para entrenar se movió a Querétaro y ahora a Puebla. “Es una situación que yo no puedo controlar; tenemos los días contados (para calificar), pero lo afortunada que me siento es porque toda la preparación no se pierde mientras yo siga nadando, no voy a empezar de cero, mi cuerpo está descansado y trabajado”, añadió.