Reunidos en al menos cuatro hoteles, los 620 médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) procedentes de 13 entidades del país, dedicarán la mayor parte de su tiempo a reforzar la atención para pacientes enfermos de Covid, por lo que fueron asignados a 18 nosocomios de la capital y de la zona metropolitana en donde sólo podrán permanecer en sus habitaciones, pues no se permite utilizar las áreas comunes y tampoco asistir al servicio de restaurante por el semáforo epidemiológico rojo.
De la misma manera el personal médico también apoyará en los lugares habilitados para la atención, como el Autódromo Hermanos Rodríguez, mientras los 500 galenos originarios de Cuba reforzarán la asistencia de los hospitales administrados no sólo por el gobierno capitalino, sino por las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.
En el Fiesta Americana Reforma pernoctan 350, el resto en el One y el Fiesta Inn del Centro Histórico; en Toluca se hospeda también otro grupo, mientras el grupo de Cuba está en el Fiesta Inn del primer cuadro y en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Antes de iniciar labores, personal del IMSS recomendó que por su seguridad sólo deben trasladarse en vehículos oficiales y no salir después de las ocho de la noche.
Juan Manuel Cisneros labora como jefe del departamento clínico y laboratorio en la Unidad Médica de Alta Especialidad número 1 Bajío, Guanajuato y es uno de los 620 voluntarios de la Operación Chapultepec; su historia es de impacto: venció el miedo a la enfermedad, se ha repuesto de atender 60 pruebas diarias de laboratorio en pacientes “que literalmente llegaron moribundos”, algunos intubados y con venas difíciles de hallar, además de superar el duelo de seis familiares fallecidos por la enfermedad.
El especialista en patología clínica dijo estar comprometido con el IMSS, por lo que tomó la decisión de “apoyar, colaborar, de ayudar mientras haya vida y tenga la fuerza, además de seguir aprendiendo”.
Ataviado con uniforme médico, careta y cubrebocas, insistió en que por la emergencia sanitaria “hay que aguantar y dar lo mejor que tiene uno”, tras compartir que lleva prácticamente un año aislado de su mamá, papá y hermanos, por lo que ahora vive solo en León, aunque su padre, de profesión anestesiólogo, también salió de casa para evitar un contagio.
Ahora el contacto es sólo por teléfono, pero dijo que su mamá y hermanos “se han portado sumamente bien, han estado en casa prácticamente aislados del mundo”; sin embargo, no fue el caso de sus primos y tíos, quienes residen en Silao y fallecieron seis de las 12 personas que se contagiaron.
Desde el miércoles pasado Cisneros es huésped del Fiesta Americana y la tarde del 24 de diciembre personal del IMSS lo llevó en un vehículo oficial a conocer las instalaciones del Hospital General de La Paz, estado de México, donde recibió por protocolo capacitación para incorporarse a las áreas de evaluación respiratoria de los pacientes, en la aplicación de pruebas antígenas, así como en el apoyo médico de expedientes.
El director general del IMSS, Zoé Robledo, obsequió a los 620 voluntarios una pulsera de ámbar que acompañó con una carta de bienvenida en la que explica que en Chiapas se suele regalar la resina fósil a los recién nacidos y a aquellos que enfrentarán grandes desafíos. Recordó que los geólogos afirman que esa piedra “lleva miles de años en la Tierra, que ha visto las peores y mejores épocas en la humanidad. Es un humilde obsequio que espera acompañe al personal médico en esta batalla”.