Dos días después de que se anunció su destitución como entrenador del América, Miguel Herrera rompió el silencio y manifestó su descontento por la determinación de la directiva azulcrema; además, consideró que el argumento para despedirlo (el conato de bronca que protagonizó junto con el auxiliar técnico de Los Ángeles FC, Ante Razov, en las semifinales de la Liga de Campeones de la Concacaf) sólo fue “un pretexto” para cortar su proceso.
“Ese fue un pretexto, no puedo decir que fue lo de extracancha, porque sinceramente lo que pasó el sábado no fue absolutamente nada. Iba platicando con su técnico (Bob Bradley) cuando el auxiliar (Ante Razov) se acercó, también gritaba no sé qué cosas y le dije ‘voy a calmar a la gente’.
“Yo estaba muy tranquilo, y de repente me jaló el pelo, pero no reaccioné, dije ‘no me puedo equivocar’. A lo mejor en otras épocas le hubiera puesto un golpe, pero son tomas de decisiones que se dan en dos segundos, nos vamos y cuando regreso a la cancha me informan que estoy expulsado”, detalló el Piojo Herrera en entrevista con la cadena Espn.
“(Razov) me estira la mano como para alejarme y me pica el ojo, pero reitero, yo me fui al vestidor consciente de lo que teníamos qué hacer para conseguir el objetivo, que era seguir con el marcador en favor y aprovechar ese hombre de más que teníamos. Buscarle a esa situación es un pretexto, porque soy así: pasional, no voy a cambiar de la noche a la mañana, y eso reflejan mis equipos, la pasión y la determinación que siempre he mostrado”, agregó.
Asimismo, reconoció que no controlar su temperamento le ha costado bastante caro.
“Hay cosas que he hecho que perjudican en mi trabajo, sobre todo después de 2015 (cuando fue despedido de la selección nacional tras un altercado con el comentarista Christian Martinoli), sin duda alguna son circunstancias que debo reflexionar. Eres el líder de un equipo y tienes que ser mesurado, pero a veces te gana la calentura”, expresó el timonel, quien además aceptó que le gustaría dirigir a Cruz Azul.