La ciclista Yareli Salazar, virtualmente calificada en la prueba del omnium a los Juegos de Tokio, enfrenta la recta final del ciclo olímpico muy motivada tras haber superado un año “de muchas altas y bajas”, frustrado primero por una caída y luxación de hombro que sufrió al iniciar el Campeonato Mundial de Pista Berlín, en febrero; una operación de apéndice en junio, además de la pérdida de su abuelo, clasificado a Tokio 64, quien la introdujo al deporte, aunque la pedalista dominó todas las pruebas en el Nacional de Pista y ganó tres la semana pasada en el internacional de Colombia.
El año había comenzado muy bien para la sinaloense, quien militando para el connotado equipo Astana se convirtió en la primera mujer mexicana en ganar una etapa en una competencia de ruta europea, lo que consiguió en la Vuelta a Valencia.
“Sentí demasiadas emociones, no creí que lo fuera a lograr, pero ya estando ahí di todo de mí y logré esa victoria para el país”, recordó la atleta, quien dos semanas después se accidentó en la pista de Berlín, donde se cerraban las cuotas de calificación a los Juegos Olímpicos.
Por fortuna, la plaza para el país estaba prácticamente ganada, y la mayoría de puntos fueron conseguidos por ella, lo que hace a Yareli la natural representante mexicana en la compleja prueba del omnium, aunque la Federación Mexicana de Ciclismo hará un control de protocolo.
“(En el Mundial) Estaba en mis mejores condiciones, pero en la primera prueba, de scratch, tuve una caída muy fuerte, fue una accidente masivo, casi la mitad del grupo. Se separó la clavícula del hombro y yo quedé inconsciente camino al hospital, ahí empezó y terminó mi mundial”, anotó la ciclista que a la distancia observa con mucho más optimismo los percances.
Y es que después llegó la pandemia que paralizó al mundo y la operación de apéndice, de la que se recuperó, como lo ha demostrado en las recientes justas Nacional de Aguascalientes y el torneo de Colombia, donde estuvo insuperable.
De cara a Tokio, la pedalista de 24 años se muestra firme: “Voy a entrenarme como si fuera la última competencia de mi vida, daré todo de mí para tener un buen resultado por mi familia, mi país y mi abuelo que está en el cielo, voy a terminar vomitando pero tendré un buen resultado”.